"No lo esperaba para nada, esto emociona muchísimo, no sé ni qué decir". Así, sin palabras, se quedó ayer María Luisa Balmori cuando llegó, junto a toda su familia, al restaurante El Cabañón de Naves, donde pensaba que le aguardaba una tranquila cena con los suyos. Pero nada más lejos de la realidad, pues, al llegar, ella y su marido, Enrique del Valle, se encontraron con un centenar de sus vecinos y amigos más queridos, quienes quisieron rendirles un muy merecido homenaje por todos sus años de trabajo y esfuerzo al frente del que ha sido uno de los emblemas de Posada: su tienda, La Favorita, que cierra.
Igualmente emocionado estaba Enrique del Valle, gran colaborador de su mujer al frente de la tienda durante muchos años, quien no paraba de recibir abrazos y cariño. "Imagínate que estaba en casa y no me apetecía ni venir, no me lo puedo creer", decía Del Valle, muy emocionado.Y, desde luego, su emoción estaba justificada, pues todos los allí congregados se entregaron para hacerles sentir el cariño que se han ganado durante los 65 años de trabajo de esta familia. Porque, si bien la sorpresa fue para Balmori y Del Valle, ayer también se homenajeaba a "una familia trabajadora desde los antepasados hasta los más jóvenes", como destacó el alcalde del pueblo, Miguel Ángel Villaverde.
Y es que el cierre de La Favorita merecía algo especial. Porque, con la clausura de esta tienda de comestibles -el pasado 31 de diciembre-, Posada de Llanes perdió un trocito de su alma. Se ubicaba en el número 31 de la avenida de La Vega Santiago, antaño bar tienda en el número 52. Uno de los negocios más longevos de Posada y de todo el Oriente no ha podido resistir la competencia de las grandes superficies, tal y como relató María Luisa Balmori a LA NUEVA ESPAÑA días atrás, antes del cierre. Con su hija, Sabrina del Valle, que se incorporó al negocio hace unos años, llevaba un establecimiento que muchos echarán de menos.
El bar tienda La Favorita abrió sus puertas en el año 1953. Lo pusieron en marcha los padres de María Luisa, Manolo y Belarmina; el primero, maderista, la segunda, dedicada a la venta ambulante.
Su hija heredaría un negocio que ya había aprendido desde bien pequeña, pues con 16 años hacía repartos los pueblos de alrededor en vespino. Entre todas las cosas, la familia echará de menos, sobre todo, a los clientes. Y reconocen, especialmente María Luisa, que ha costado dar el paso. Pero era imposible luchar contra los súper. "Se comen a los pequeños", sostienen. También hablan del deseo de cambiar de aires y del cansancio tras muchos años al pie del cañón.
Ahora empiezan nueva etapa. La Favorita es ya historia. Una historia que siempre será recordada con cariño por los vecinos de Posada.
