La campaña de recogida de algas de arribazón da sus últimos coletazos en Llanes, donde trabajan 90 de los 120 ocleros con licencia de toda la región. A falta de alguna buena marea en febrero todos dan por finiquitada la temporada. La conclusión general es que ha sido una campaña buena en lo relativo a cantidad de algas recogidas, y solamente regular en lo que al precio se refiere. El ocle de arribazón se ha pagado este año a unos 75 céntimos, frente al euro de 2018. En 2017 el kilo del denominado "oro rojo" tenía un coste de 2,5 euros, un precio que difícilmente podrá volver a pagarse. En relación al arranque que se lleva a cabo entre julio y septiembre (esta actividad estuvo treinta años prohibida en las costas de Llanes), aseguran que, hasta la fecha, no les ha perjudicado.

El presidente de la asociación Ocleros del Oriente, Juan Carlos González García, califica de buena la campaña en cuanto a cantidad de ocle recogida. "Ha salido más que el año pasado en casi todas las playas", asegura. Aspectos como las corrientes son claves a la hora de sacar más o menos kilos. "La mar es muy grande. Es posible que haya salido más cantidad porque la planta se ha reproducido mejor", dice. El responsable del colectivo de recolectores de arribazón sostiene que la actividad del arranque "algo se notará", aunque matiza que es el segundo año que trabajan tras reanudarse la actividad en las costas del concejo y "a corto plazo no se notó gran cosa". González muestra su satisfacción con los primeros meses de trabajo con las rastrillas legalizadas, tras el acuerdo al que llegaron con la Dirección General de Pesca. "Se hizo una normativa acorde a lo que pedíamos y se irá viendo lo que se puede mejorar", manifiesta.

Para Fernando Abad Guerra ha sido una campaña positiva en kilos, con unos precios "no muy buenos". Asegura que son muy pocos los compradores que adquieren algas a un precio "decente". "Aquí, Antonio Oves paga bien. El resto compra poco y a poco más que el precio de coste", dice. Octubre y noviembre fueron los mejores meses en lo que a la recogida de oro rojo se refiere, aunque la excesiva lluvia caída les impidió tener mejores números. "El arranque no se ha notado en nada. De hecho, hasta la gente que en su momento estaba muy en contra de esta actividad han dicho este año que no se notó. En cuatro o cinco años igual si que nos afecta si se acaba con los campos, pero de momento no se ha visto un efecto negativo", dice. Sostiene que para el colectivo lo realmente perjudicial es que se traiga ocle de Marruecos, Francia y Portugal a coste muy bajo.

"Ocle salió en cantidades parecidas a años anteriores", sostiene Efrén Álvarez. Sobre el arranque dice que lo que se extrae de esta manera se deja de recoger en las playas. "Yo he dicho siempre que no es bueno. Lo que se saque de esa manera no lo sacaremos nosotros. A lo mejor nos afecta más a la larga", explica.

Bajo su punto de vista, la bajada de precios es "una guerra perdida. Si las fábricas se suministran con ocle de arranque de buena calidad, el de arribazón también lo quieren, pero a un premio menor y cuando les parece. Hace tres años estaba a 2,5 euros, lo cual era una burrada y no se podía mantener. De pagar eso a lo que se paga ahora es ridículo", dice Álvarez, que cree que el futuro de esta actividad vendiendo a 75 céntimos se antoja complicado. "No es algo de lo que se pueda vivir en exclusiva, pues no se puede mantener la maquinaria. El ocle ha tenido siempre sus altibajos", recuerda.