Nunca se puede perder la esperanza de reencontrarse con las mascotas perdidas. Ese es el mensaje que lanza la asociación "Animales de Oriente", que el pasado sábado identificó en Piloña a una perra a la que sus dueños, vecinos de Porrúa (Llanes), llevaban buscando nada menos que dos años.

Todo comenzó el sábado, cuando los voluntarios del colectivo animalista encontraron una perra muy delgada, muerta de miedo, con una cuerda azul y un mosquetón por collar en la antigua perrera de Infiesto. Como el veterinario ya estaba cerrado, los rescatadores la acogieron en su nueva sede, ubicada en el monte Cayón, a la espera de un chequeo. Se da la circunstancia de que las instalaciones piloñesas cuentan con un lector de chip estropeado. Es decir, que puede detectar si el animal cuenta con identificación, pero no acceder a los datos, ya que la pantalla no funciona. Los voluntarios descubrieron así que la perra tenía chip y el lunes, en cuanto abrió la clínica veterinaria, la llevaron para conocer el origen de sus dueños. Así descubrieron que su nombre era "Atenea" y que sus propietarios llevaban muchos meses buscándola.

En cuanto supieron la noticia, los dueños de "Atenea" recorrieron los más de cincuenta kilómetros que separan Porrúa de Infiesto para recuperarla, llenos de gozo.

"Animales de Oriente" hace hincapié en la importancia de que los animales cuenten con un chip identificativo -obligatorio por ley desde que el perro cumple los tres meses- y datos actualizados. "En Asturias, más del sesenta por ciento de los canes no lo tiene", lamentan, a la par que denuncian la pasividad de las administraciones competentes. El colectivo cifra en noventa la media de mascotas que aparecen anualmente abandonadas en el concejo de Piloña. Los responsables de la protectora, que llevan más de una década procurando un hogar digno a las mascotas del Oriente, se ocupan en la actualidad de una treintena de canes, repartidos entre casas de acogida y la perrera de Cayón. Para continuar con su labor altruista requieren de la colaboración de voluntarios que, por ejemplo, saquen a los perros de paseo o ayuden en la medida de sus posibilidades.

Peor suerte que "Atenea" corrió "Carpe", un perro de caza desaparecido en Borines (Piloña) a finales de 2018 y al que recientemente sus dueños encontraron muerto, tras haber realizado numerosas batidas y haber empapelado toda la comarca con su foto con el objetivo de recuperarlo.