En invierno es tiempo de naranjas en Viña. La localidad canguesa celebró ayer la fiesta de San Tirso con la bendición de esta fruta que, según los vecinos, es el mejor remedio contra las infecciones y posee muchas cualidades antioxidantes, energizantes y depurativas. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo comenzó la tradición de la bendición, que se celebra sin falta cada 28 de enero en Viña. En lo que sí coinciden los lugareños es en que la localidad canguesa era el lugar elegido por agricultores de Ribadesella y de los alrededores para vender las primeras naranjas de la temporada.

En total, los vecinos aportaron ayer cincuenta kilogramos de cítricos, que repartieron de forma gratuita en el pórtico de la capilla una vez concluyó la misa. La eucaristía en honor de San Tirso fue oficiada por el párroco Amaro Balbín.

Además de naranjas, algunos feligreses llevaron al templo cangués -restaurado por la familia Quesada- algunos exvotos que emulaban partes del cuerpo, como pies y manos, para rogar por la salud de amigos y familiares.