"Fito" es un perro callejero que en pocos días ha conquistado el corazón de los vecinos de Piloña. El animal -que recibe su nombre por su similitud física con el cantante de "los Fitipaldis"- apareció abandonado hace un par de semanas en el núcleo rural de Villar de Güergu y los lugareños ya han iniciado una campaña para recaudar fondos con los que sufragar su curación.

La historia de "Fito" comenzó a labrarse hace un par de semanas, cuando la Policía Local de Piloña recogió al perro y avisó al colectivo "Animales de Oriente" para que lo supervisara hasta que aparecieran los dueños. De su acogida se encargaron los voluntarios de Infiesto Mary González y Carlos Victorero, que lo bautizaron haciendo un tributo a uno de sus artistas favoritos.

El primer paso fue trasladar a "Fito" al veterinario para identificarlo a través de la lectura del microchip y hacerle un chequeo a fondo. La pareja, residente en Infiesto, se llevó la peor de las noticias al certificar que el perro mestizo no sólo carecía de dueño, sino que además contaba con un tumor en el culo, junto a la pata trasera. La operación no era barata, ni sencilla, pero tenían que extirpar el bulto, de un tamaño superior a una pelota de tenis, si querían que el animal tuviera posibilidades de subsistir. González y Victorero no se lo pensaron dos veces: pidieron al veterinario que programase la intervención lo antes posible.

Así, el martes de esta semana, a primera hora, "Fito" entró en quirófano. Durante dos horas y media se debatió entre la vida y la muerte. Las ganas de vivir fueron más fuertes y ahora se recupera en una clínica piloñesa, en la que aún tendrá que permanecer varios días, lo que supone un incremento de gastos que la protectora se ve incapaz de asumir. Para sufragarlos, los voluntarios instalaron ayer una hucha en la cafetería Ramsés de Infiesto. "Sabíamos que los dueños colaborarían porque en otras ocasiones ya llevaron a cabo, con éxito, campañas de recogida de piensos a favor de la protectora. No nos equivocamos: la respuesta fue fantástica", celebran.

González y Victorero se confiesan "sobrepasados y agradecidos" por la ola de solidaridad que "Fito" ha despertado dentro y fuera del concejo. "Nos escriben a través de las redes sociales para ver cómo pueden colaborar y ya son muchos los que están llenando la hucha de Infiesto", explican, incapaces aún de cifrar a cuánto ascenderá la factura del veterinario. Y es que el animal, que supera los cinco años de edad, requiere atenciones y cura cada tres horas con el fin de evitar infecciones. "Cuando se recupere trataremos de buscarle un dueño que lo cuide como se merece, porque nosotros ya tenemos otros dos perros y es complicado", indican González y Victorero. "Aunque la verdad es que nos va a dar mucha pena entregarlo porque más cariñoso y bueno no lo hay", concluyen.