"Este es el momento más glorioso de la historia de la sidra asturiana". El escritor David M. Rivas acudió ayer a Ribadesella para participar en las I Xornaes de la Sidre organizadas por la asociación "Entaína" con su charla "La sidre como ritual y símbolu", donde destacó el buen momento que está viviendo la bebida más famosa de la región gracias en buena parte a las mujeres.

Y es que, como explica Rivas, la sidra lleva conviviendo con los habitantes de Asturias "desde hace 2.000 años". Eso sí, aunque fue un motor económico importante en Asturias en los siglos XVII y XVIII, su consumo cayó en el XX tras la guerra. Sin embargo, desde hace veinte años la sidra vive otra edad dorada gracias a, según explica Rivas, la generalización de su consumo por parte de las mujeres. "Antes el consumo de la sidra se hacía en la aldea, donde sí que la consumía todo el mundo pero de forma privada, en los chigres de paisanos o en los barrios obreros, pero desde hace veinte años para acá las mujeres también la beben de forma normal, lo que es muy importante", destaca Rivas.

Además, la cultura sidrera ha perfilado también otros aspectos de la vida de los asturianos, pues el propio ritual de producir y beber la sidra, que Rivas divide en el mayado de la manzana en el llagar, su primera prueba en la espicha y su consumo en los chigres, se ha colado en otros ámbitos. Así, Rivas destaca el papel de la sidra en el mundo empresarial. "Los empresarios se dieron cuenta de que el modelo de la espicha es bueno económicamente porque la gente va circulando, no se queda en una única conversación, y esa socialización es rentable", explica Rivas.