El Oriente tiene suerte. Esta vez, la fortuna ha decidido posar sus ojos en Bustio, donde el sorteo de la Bonoloto ha dejado un premio de 90.822 euros. La noticia se extendió rápido durante la mañana de ayer en esta pequeña localidad de Ribadedeva, en la frontera con la vecina Cantabria, y en el supermercado "Vda. de Anastasio Noriega", donde se vendió el boleto, se recibía un goteo constante de gente para interesarse por la noticia y felicitar a su propietaria, Begoña Gestera, y a la trabajadora del local, Elena Gutiérrez, que ayer confesaban estar "muy contentas" ante el acontecimiento.
Lo que de momento sigue siendo una incógnita es la identidad de la persona agraciada, que con una apuesta de tan solo 3,5 euros se ha llevado un buen pellizco. "No sabemos a quién le tocó, pero nos gustaría que fuera a algún vecino del pueblo al que le pueda hacer falta", desea Gestera, que coloca orgullosa el cartel que acredita la buena suerte de su negocio en la puerta, para que los pocos vecinos que aún no conocen la noticia se enteren.
Eso sí, pocos eran los despistados que no lo sabían ya al punto de la mañana, pues la propia Gestera había compartido su alegría por las redes sociales la noche anterior, nada más conocer la noticia. "Anoche ya nos felicitó un montón de gente, ya hay muchos vecinos que se alegran de la noticia", cuenta la propietaria del negocio, que estaba especialmente alegre de la buena nueva sobre todo después de los momentos difíciles que se vivieron en la localidad hace unas semanas, cuando las fuertes lluvias causaron inundaciones. "Antes se decía que cuando hay una desgracia en un sitio, luego toca", dice Gestera, que ha visto en primera persona como en antiguo dicho puede cumplirse.
Y eso que en este supermercado de Bustio ya tienen experiencia en esto de dar premios importantes. Sin ir más lejos, hace unos cuatro años ya sellaron otro boleto que ganó la misma cantidad que la que han repartido esta vez, 90.000 euros.
Así, la suerte ha querido volver a sonreír a este antiguo negocio de Bustio, abierto desde 1891, que lleva empeñado en repartir suerte entre sus vecinos desde hace muchos años, tantos que ni la propia Gestera sabe calcular. "Aquí mi tía ya vendía boletos desde que se empezó con la primitiva", rememora Gestera.
