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Ponga proyecta un "Bosque de la vida": un cementerio con árboles en vez de lápidas

La iniciativa, que se desarrollará en el monte Otero Torneru, consiste en enterrar las cenizas en urnas biodegradables y crear un paisaje forestal

¿Qué hay después de la muerte? Esta incógnita es un tema inagotable, tratado por todas las culturas, que siempre han intentado conocer qué viene cuando la vida se acaba. Ahora, en Ponga lo saben: después de la muerte, hay más vida. Y es que el Ayuntamiento está ultimando todos los detalles de un proyecto muy especial, algo con lo que quiere que la muerte sea solo el comienzo del ciclo vital. El concejo va a albergar su propio "Bosque de la vida".

Esta iniciativa, pionera en España, quiere dar una opción a todas aquellas personas que quieran ser incineradas y que sus cenizas descansen en un paraje natural, algo que muchas veces las leyes no permiten. Así, todas ellas podrán descansar en el monte Otero Torneru, cerca de la localidad de Viegu, donde un gran bosque cambiará las lápidas típicas de los enterramientos por árboles.

"Cada persona podrá tener un árbol y, en la base, en una urna biodegradable, se van a enterrar las cenizas", resume la alcaldesa de Ponga, Marta Alonso. Una idea innovadora, a la vez que sencilla, que llega para cambiar el concepto que hay de los lugares de enterramiento. Y es que, a simple vista, y para todo aquel que no conozca lo que se va a esconder en la base de los árboles, el bosque va a seguir siendo simplemente eso, un bosque como otro cualquiera, ya que el proyecto promete no tener ningún impacto visual en el paraje natural.

Si acaso, como apunta la regidora, el impacto va a ser muy positivo. "No va a ser una parte del bosque cualquiera, va a ser una zona que, por sus características, va a tener que estar muy cuidada siempre", apunta Alonso.

Además, los familiares de los difuntos que acudan a este paraje para visitar a sus seres queridos se van a encontrar con que el árbol no es tan solo una figura representativa de la persona que ya no está, como puede ocurrir en el caso de una lápida, sino que, eventualmente, se va a convertir en parte de él. "Las cenizas van a servir de sustento al propio árbol, es un ciclo de vida", resume la regidora pongueta.

Un proyecto que aún no ha comenzado, pero que el Ayuntamiento ya ha buscado formas de expandir. Así, si tiene el éxito esperado, en su segunda fase se va a buscar que no solo aquellas personas fallecidas y que hayan sido incineradas puedan tener el privilegio de descansar en este paisaje, sino también aquellos que opten por ser enterrados.

Una iniciativa pionera en España y que ya ha llamado la atención incluso a escala europea. De hecho, tanto es así que para su presentación, que va a tener lugar el próximo 5 de abril, van a estar presentes en Ponga Francisco Fonsesa, representante de la Comisión Europea, y el eurodiputado Jonás Fernández.

Con esto, Ponga no solo espera cubrir una necesidad que actualmente se encuentra huérfana, sino que, además, el consistorio cree que va a ser muy beneficiosa para el concejo. Porque el "Bosque de la vida" pongueto no va a estar cerrado para los locales, ya que cualquier persona que lo desee podrá pedir que se depositen allí sus cenizas después de su fallecimiento. Algo que va a generar puestos de trabajo directos para aquellos que se hagan cargo del funcionamiento del lugar, y que se hará notar entre los hosteleros locales cuando los familiares acudan a visitar a sus seres queridos.

Una iniciativa de Ponga, en cualquier caso, que busca llenar de vida incluso la muerte.

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