La mala situación de las infraestructuras portuarias y el ocle en estado de putrefacción que vuelve a generar malos olores en la zona del puente son, a juicio del Ayuntamiento de Llanes, argumentos suficientes para que el Principado intervenga de inmediato y mejore las condiciones de unas instalaciones cuya falta de mantenimiento está perjudicando a pescadores, socios del Club Marítimo y empresarios. El edil de Obras y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Llanes, Juan Carlos Armas (PP), asegura que Puertos ya no tiene excusas para negarse intervenir en la villa y preocuparse por unas instalaciones que son de su competencia. A comienzos de año Puertos justificó su falta de intervención en Llanes argumentado que no había problemas de operatividad.

"Tanto los miembros de la cofradía de pescadores Santa Ana de Llanes, que no pueden trabajar con normalidad debido a la arena acumulada en al puerto, como los usuarios del puerto deportivo que pagan un pantalán y no pueden salir a la mar cuando quieren tienen razón en sus protestas", subraya Armas. El concejal añade que el Ayuntamiento ejercerá toda la fuerza que pueda para que Puertos "cumpla con su deber".

En relación al ocle podrido cuyo desagradable olor vuelve a estar presente en los aledaños del puente, el Ayuntamiento muestra su preocupación por las consecuencias que esta situación puede traer para los negocios de hostelería de la zona con la Semana Santa a la vuelta de la esquina. "En febrero, los ocleros quitaron las algas que trajo las marea de aquellos días (unas 150 toneladas, aproximadamente). El ocle en descomposición, mezclado con la misma arena que impide salir a los barcos que amarran junto al puente, sigue ahí, lo cual sí afecta a la operatividad del puerto", argumenta Armas. Bajo su punto de vista, la situación actual, tanto del puerto deportivo como de la dársena, se agrava cada día que pasa.

En la zona del puerto pesquero la acumulación de arena en la zona de amarre, por un lado, y en la zona de descarga, por otro, hace que los pescadores vean alterado su ritmo habitual de trabajo. En marea baja es imposible entrar a puerto, según dicen los profesionales. Creen que la falta de calado, además de suponer un quebradero de cabeza, trae como consecuencia un problema de seguridad. La pasada semana un pesquero que traía remolcado a otro que había tenido una avería se vio obligado a hacer una arriesgada maniobra para esquivar los sedimentos.

En la zona de amarre no se limpia desde 2017, cuando se dragó la zona con una pala desde tierra.

En el puerto deportivo una playa entre la compuerta y la marina seca recibe en marea baja a las embarcaciones que entran a puerto para desesperación de los miembros del Club Marítimo. La situación es similar a la que había antes de la construcción del puerto deportivo, cuando las embarcaciones de recreo debían esperar a las mareas para entrar y salir. El puerto deportivo se terminó de construir a comienzos de 2012. Desde ese momento únicamente ha sido dragado a finales de 2014.