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El corri corri, cerca de hacer historia

"Lo llevamos en la sangre", destacan los miembros del grupo folclórico de Cabrales sobre la danza tradicional, a punto de ser la primera de Asturias declarada Bien de Interés Cultural

Un momento del ensayo del baile y de la música E.G.C.

Todos los domingos -y así sucederá previsiblemente mañana- una veintena de personas de todas las edades mantienen viva con su incansable trabajo la esencia de un baile tradicional que destaca por su elegancia y plasticidad. El corri corri de Cabrales es para los habitantes del concejo que mira a los ojos de Picos de Europa la danza de sus ancestros, transmitida de generación a generación sin apenas variaciones.

Emoción, sentimiento y una gran responsabilidad por estar a la altura de un baile admirado en todos los lugares donde se interpreta se palpan en los ensayos que tienen lugar en el colegio público de Arenas haga sol, llueva, sea invierno o verano. La recompensa está a la vuelta de la esquina pues el corri corri será en unos días el primer baile de Asturias declarado Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Un orgullo inmenso para los cabraliegos.

Al frente del Grupo Folclórico Corri Corri de Cabrales está desde hace año y medio Tamara Alonso Huerdo. El tambor lo toca Nerea Garmilla y el pandoriu Soraya Sánchez y María Moradiellos. "Que el corri corri sea declarado BIC supondrá un reconocimiento enorme para el baile y una publicidad tremenda", dice Alonso sin perder de vista a los jóvenes que en ese instante comienzan a interpretar la danza. Mantener la motivación de todos ellos a lo largo del año no es sencillo. "El corri corri lo tienes que mamar", subraya. El compromiso de los componentes del conjunto es innegociable para entrar a formar parte del mismo.

La inmensa mayoría de ellos son hijos, sobrinos, nietos o bisnietos de antiguos danzantes. Es el caso de la joven de 14 años Candela Pardo Llano. Su padre, el periodista y cineasta Alberto Pardo, fue uno de los bailines del corri corri en los 70 y 80. Candela coge con gran estilo y delicadeza el laurel que durante el baile las féminas llevan en ambas manos. Debutó hace dos años.

"La coordinación y el equilibrio que tiene el baile es lo más bonito y difícil de conseguir", explica con naturalidad. Su compañera Sofía García González, dice que le resulta difícil explicar con palabras lo que para ella supone interpretar el corri corri el día del Certamen del Quesu, en Arenas, o el día grande de las fiestas de San Roque en el vecino concejo de Llanes. En los siete minutos que aproximadamente dura la danza interpretada por un bailín y entre 5 y 7 mujeres no puede fallar nada. "Mi madre también lo bailó y lo he vivido muy de cerca de niña en casa", destaca.

Iker Garmilla de 14 años y Pablo Bárcena de 15 se relevan en las actuaciones para ser el único hombre del baile. "El paso de altar hacia atrás es quizás lo más difícil", cuentan.

Nerea Garmilla y Soraya Sánchez, sin despegarse del tambor y el pandoriu, respectivamente, desnudan su alma cabraliega durante todas y cada una de las actuaciones en las que también ponen voz a la inconfundible melodía del "Válgame nuestra señora válgame la madre Santa" con la que el corri corri comienza. En muchas ocasiones terminan emocionadas y con lágrimas en los ojos. Se sienten, y son, las transmisoras de un sentimiento. "Para mí el corri corri lo es todo. Lo bailaron mi madre y mi tía y lo llevo muy dentro, me corre por las venas", indica Garmilla.

Cuando sea oficial la protección oficial del baile que tanto miman y aman prometen hacer algo especial para que el eco de la danza nacida en el corazón de los Picos retumbe como nunca en toda la comarca del Oriente. Lo harán como siempre. Con la máxima seriedad y sabedores de la responsabilidad que recae sobre sus hombros al ser los encargados de mostrar al mundo un tesoro único.

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