Científicos, empresarios y dirigentes políticos se reúnen desde ayer en el Gran Hotel Pelayo de Covadonga para buscar fórmulas que faciliten la transición hacia una economía circular, que es aquella que busca que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y reducir al mínimo la generación de residuos. Una economía sostenible, que debe sustituir a la actual, lineal, basada en "extraer, fabricar, adquirir, usar y eliminar", muy contaminante.

Covadonga es la primera de las 23 ciudades europeas que acogerán durante los próximos meses los denominados "Science Meets Regiones" (Encuentro entre la ciencia y las regiones). La idea es que los empresarios y los políticos, con asesoramiento científico, se alíen para afrontar "la transición hacia una economía circular de la industria de procesos del paraíso natural". Los ponentes destacaron que en Asturias se dan la mano la riqueza ambiental y una industria potente. Mantener la primera mejorando los procesos de la segunda para conseguir un "crecimiento sostenible, inclusivo e inteligente es el reto, como señaló Gabriel Rissola, del Joint Research Centre (JRC).

El encuentro, organizado por el Instituto de Desarrollo Económico del Principado (Idepa), concluye hoy y persigue generar ideas basadas en la evidencia científica que permitan impulsar el uso de subproductos y desechos generados por la industria (también los urbanos), para minimizar el impacto ambiental con criterios de rentabilidad empresarial.

Angels Orduña, directora ejecutiva de A.Spire, asociación que persigue desarrollo de tecnologías y mejores prácticas en la industria de procesos, señaló que Asturias "lo tiene todo" para convertirse en "hub" de circularidad; esto es, en un centro que busque el desarrollo de conocimiento y empresarial en torno a la economía circular. "Es el modelo perfecto, el lugar ideal", añadió.

Matteo Fornara, del JRC , aprovechó para lanzar un mensaje europeísta. Aseguró que está triste por el Brexit y resaltó que todos los ciudadanos tienen la "obligación moral" de votar en las elecciones del 26 de mayo para enviar "un mensaje positivo" a las instituciones de Bruselas, "un mensaje de confianza", porque "esta Europa ayuda a los territorios y a los ciudadanos. Es un momento importante para la democracia europea". Destacó el "valor añadido de la UE, que algunos países no han comprendido". Explicó, por ejemplo, que el JRC ayuda a los países y las regiones con "datos, experiencias y análisis", para que "las decisiones políticas se tomen basadas en evidencias científicas".