La tradicional feria de ganado de San Jorge, en Nueva de Llanes, se resiste a hincar la rodilla. Pese a las dificultades para sacarla adelante y a una desapacible mañana en la que reinó el orbayu, medio centenar de animales llevados por un grupo de irreductibles ganaderos se dieron cita en el recinto del Navadosu para tomar parte en una de las actividades incluidas en el programa de actos que estos días tienen lugar en la capital del Valle de San Jorge con motivo de las celebraciones en honor a su patrón. El hecho de que, precisamente ayer, fuese el día en el que la gran mayoría de los ganaderos de la zona pasó el saneamiento, la dificultad para encontrar un relevo generacional y que los portes de la feria no se paguen en el día, impidieron una mayor presencia de reses.

El ganadero local Víctor Fernández Alonso acudió con cuarenta y tres cabezas de ganado de la raza asturiana de los valles, entre vacas y terneros, dos toros y catorce crías. "Es una pena que precisamente hoy se lleve a cabo el saneamiento aquí. Ha provocado que mucha gente no pueda venir", señaló. Fernández Alonso lamentó que tanto el alcalde de barrio como el edil de Ganadería no tomasen las medidas oportunas para impedir que la campaña de saneamiento coincidiese con la feria de San Jorge.

Emilio Peral, vecino de Nueva, acudió al certamen con cuatro ejemplares de la raza parda de montaña de la ganadería de la localidad de Llamigu propiedad de Jaime Sainz. "En su momento esta fue una gran feria", aseguró José Barro, vecino de Nueva, mientras departía con los ganaderos presentes. "Las ferias buenas que quedan son muy pocas. Las de Corao, aquí, y la de Tineo, en el Occidente. Es triste que se acaben", indicó. "Los ganaderos disfrutaban mucho aquí. Es complicado que este tipo de ferias vuelva a tener el prestigio que tenía antes. Muchas están desapareciendo y tienden a morir", manifestó José Manuel Martínez, de Igena, en Cangas de Onís.