Los hosteleros de Llanes tienen razón cuando apuntan a que una de las causas que hace difícil cubrir las vacantes en este sector durante los meses de verano está en el alto precio de los alquileres en julio y agosto. Así lo ratifican los usuarios, que se quejan de las cantidades desorbitadas que se piden. "En julio y agosto los alquileres son inasumibles, esto parece Ibiza", dice una mujer que durante el invierno vive en la capital del concejo. Entre las ofertas disponibles para el verano es habitual cobrar por días.
En la localidad de Posada el precio de los inmuebles sube también como la espuma. "He preguntado para alquilar en agosto y me piden 110 euros noche", dice una veraneante que busca piso para las vacaciones. "En la zona de las Malvinas, en Llanes, me ofrecieron uno por 1.200 euros en la segunda quincena de julio. Para la segunda quincena de agosto pedían 100 euros al día", subraya. En julio, en las inmediaciones de la oficina de Correos, hay anuncios que rondan los 120 euros el día. Otra oferta para julio y agosto, en la misma zona, rebaja los 95 euros iniciales por día a los 80 por los dos meses. 4.960 euros en total.
En el instituto de Llanes muchos profesores y alumnos de Formación Profesional son potenciales clientes del sector de los alquileres durante el invierno, y también durante el verano. La venezolana Belkys López vive de alquiler durante todo el año. "Es complicado encontrar un piso en esas condiciones", dice. El boca a boca, asegura, es lo mejor para localizar una buena oferta. Alejo Pérez es de Santa Cruz de Tenerife. Al igual que Belkys López, es alumno del primer curso de Hostelería. Quiere quedarse en verano a trabajar, pero no lo tiene fácil. "A partir de agosto buscar piso no es difícil, hay de sobra", asegura. En vista de que el precio en julio y agosto se multiplica, estudia alquilar una habitación en un piso con más personas.
La operaria de Servicios del Principado Carmen Prendes conoce a la perfección el mercado inmobiliario de Llanes. Es de Gijón, pero está destinada en la villa desde enero del año pasado. "Los primeros meses fueron un caos. Primero iba y venía todos los días. Luego me fui a vivir con una señora mayor que buscaba compañía, y más tarde me alquilaron una habitación por 15 euros al día", explica. En la villa hizo amistad con otra funcionaria de la residencia del ERA, y juntas, alquilaron una casa en la localidad de Barru. En Semana Santa tuvieron que abandonar la vivienda, y lo tendrán que hacer también en verano. "En agosto yo tengo vacaciones, pero en julio me tengo que quedar en algún lado y no sé lo que voy a hacer. He visto anuncios donde piden 500 euros a la semana. He conocido a gente que duerme en el coche al no poderse pagar un alquiler", indica la funcionaria.
