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Bomberas y mineras animan a las niñas de Infiesto: "Que nadie os diga que no"

"Somos igual de capaces", señalan en su visita al colegio piloñés seis mujeres que triunfaron en profesiones tradicionalmente masculinas

Isabel Alegría, Marisa Medina, Lorena Fernández, María José García, Sigrid Pulgar y Desiré Parajón, ayer, en el colegio de Infiesto. C. C.

Cuando la piloñesa Lorena Fernández quiso estudiar soldadura le dijeron que se quitara la idea de la cabeza, que aquella era una profesión de hombres. Al comprobar que ninguna traba legal le impedía realizar un curso de Formación Profesional (FP) de la especialidad en el Instituto de Cerdeño, formalizó su matrícula, no sin hacer frente al rechazo inicial de algunos profesores. "Uno me decía que nunca me iba a aprobar por ser yo mujer; se negaba a explicarme dudas. Con el apoyo de los compañeros, todos, salí adelante e hice un examen tan brillante que no le quedó más remedio que pasarme", cuenta.

Encontrar un taller donde le dejaran hacer las prácticas tampoco fue fácil, pero desde que una empresa americana le ofreció trabajo lleva más de dos décadas ejerciendo con éxito su profesión. Junto a ella, cinco mujeres que lograron lograr romper el techo de cristal -metáfora que utilizan los investigadores para referirse a las barreras invisibles que encuentran las féminas a la hora de abrirse paso en su carrera -participaron ayer en unos talleres sobre igualdad en el colegio "L'Ablanu" de Infiesto, donde invitaron a los menores a luchar para hacer realidad sus sueños.

Las profesionales relataron a las niñas sus dificultades laborales.

La primera en intervenir fue María José García, maestra de Educación Física en el centro piloñés y pionera en la disciplina de culturismo femenino en España, donde ha cosechado varios premios. "Somos igual de capaces que un hombre, solo que a veces nos lo ponen más difícil, pero detrás del éxito hay muchas horas de trabajo", indicó la ponente, que lamentó que en los concursos de fitness los premios masculinos sigan siendo más cuantiosos. Después llegó el turno de la maestra de inglés Isabel Alegría, que dejó impresionados a los menores cuando les contó que junto a varias amigas fundó un equipo de fútbol americano femenino en Gijón, el "Foxes 82", para poder salir a competir a otras comunidades como hacían los varones. "Que nadie os diga nunca que no. El techo de cristal puede romperse", aseguró.

"Tuve que aguantar comentarios de todo tipo"

Muy aplaudida fue también la intervención de la piloñesa Marisa Medina, que de pequeña fantaseaba con ser conductora. Por decisión parental tiró por el mundo de la costura hasta que quedó en paro, momento que aprovechó para sacarse todos los carnés y conseguir un empleo como conductora del autobús de donaciones del Centro Comunitario de Sangre y Tejidos, con el que recorre todo Asturias. "Es importante trabajar en algo que te gusta, estar contento con lo que haces", dijo. En la misma línea se expresó Sigrid Pulgar, minera prejubilada del pozo Santiago. "Tuve que aguantar comentarios del tipo: mejor estabas en casa y no quitándole trabajo a un hombre", explicó la mujer. Cerró el coloquio Desiré Parajón, bombera del parque de Cangas de Onís, quien relató las duras pruebas físicas y teóricas a las que tuvo que hacer frente para conseguir la plaza. "Me decían que estaba loca, que cómo iba a rescatar a nadie, pero nunca me sentí discriminada, tengo buenos compañeros", aclaró.

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