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El dueño de las pitas ruidosas de Cangas de Onís pide otra medición: "No está clara"

"Los gorriones también cantan fuerte", sostiene Villarroel, que no cierra su gallinero, que molesta en un hotel rural, y logra el apoyo del Alcalde

Fernando Villarroel, con sus aves en su gallinero de Sotu; al fondo, de rojo, el hotel rural. E. G. CEA

Fernando Villarroel, el dueño del gallinero que el Ayuntamiento de Cangas de Onís obliga a clausurar en Sotu a raíz de la queja del propietario de un alojamiento rural contiguo, se niega a retirar los animales y solicitará una nueva medición de ruidos para certificar si realmente son sus gallos los que se pasan de decibelios impidiendo el descanso de los turistas de madrugada. Las mediciones por las que se ha decretado el cierre del gallinero fuero desde las diez de la noche del 5 de febrero de 2019 hasta las ocho de la mañana del día siguiente y no dejaron lugar a duda: se registraron 72,4 decibelios, cuando el máximo permitido en ese horario no supera los 45.

"No está claro que sean mis animales los que causan el ruido ya que hay más gente que tiene pitas en la zona y los gorriones también cantan fuerte", matiza Villarroel, quien alegará contra la resolución municipal que exige el cierre del gallinero por no contar con licencia de apertura. "Ni es un criadero ni hay actividad económica por lo que seré la primera persona que tenga que pedir un permiso para consumo personal", explica, incrédulo. Y matiza: "Pido que impere el sentido común. En los pueblos toda la vida hubo gallineros. Este lleva más de veinte años. Es como si yo voy a la ciudad y protesto porque hace ruido el camión de la basura".

Tal y como contó La NUEVA ESPAÑA, el propietario del hotel, José Mª García, solicitó en septiembre de 2018 a Consejería de Medio Ambiente una medición de ruidos después de que la Policía Local canguesa manifestara que carecía de sonómetro y técnico cualificado para ejecutarla.

La decisión de cerrar el gallinero ha sorprendido a propios y extraños, que consideran que el turismo rural es precisamente para conocer de primera mano las condiciones de vida en los pueblos. El alcalde cangués, José Manuel González (PP), va en esta línea: "Los servicios jurídicos estudiarán las alegaciones, pero lo lógico es que podamos convivir todos juntos porque un pueblo lo forman las gentes pero también las gallinas, los gallos y las vacas y hay que defender el mundo rural".

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