La catedral de Oviedo, la basílica de Covadonga o el hórreo beyusco son sólo algunas de las construcciones que aparecen representadas en un mapa didáctico dibujado sobre las paredes de la antigua escuela de Peruyes, en Cangas de Onís. Esta y otras pinturas murales ubicadas en la planta baja del edificio, en el aula en que recibían clase los varones, están siendo restauradas por iniciativa del Ayuntamiento cangués, que busca frenar su deterioro, provocado por el paso del tiempo y el vandalismo. Se trata de unas imágenes firmadas en los años sesenta del pasado siglo por el rotulista Gonzalo Amandi, que durante un tiempo vivió en el pueblo, concretamente en El Campo Mateo.
Los indicios apuntan a que el autor se inspiró en un folleto turístico de la época para diseñar el mapa, que se ubica en la pared frontal del aula masculina y cuenta con seis metros de ancho. Sobre la puerta de entrada se aprecia también el puente "romano" cangués y en sus laterales figura la representación del castillo de La Mota y un niño con mandilón dando clase a unos peluches sobre una tarima.
Las encargadas de rehabilitar los murales son Natalia Díaz-Ordóñez Melgarejo y Rosana García Álvarez, que estos días centran su labor en acabar con los grafitis que ensucian las paredes y en fijar la pintura despegada de las obras. "No se trata de repintar, el respeto a la obra original es total. En las partes en blanco haremos reintegraciones cromáticas más claras en tempera o acuarela para que la gente pueda visualizar mejor la escena en su conjunto", puntualizan las profesionales, que cuentan en su currículum con restauraciones como la de las pinturas de la cúpula de la iglesia riosellana de Moru.
Los trabajos de fijación cromática se desarrollarán a lo largo de este mes de mayo en la escuela de Peruyes, Para dar el remate final esperarán a que concluyan las obras de mejora general del edificio, que cuenta con dos plantas y al que el consistorio cangués ha destinado más de 181.000 euros del presupuesto municipal de 2018.
La previsión es la de que la construcción, que data de finales del Siglo XIX y desde 2015 figura en el Inventario del Patrimonio Cultural del Principado, sea utilizada en el futuro por los vecinos de la parroquia de Margolles como centro social.
