Las muestras de dolor y cariño se sucedieron en la tarde de ayer a las puertas de la Basílica de Llanes, que se quedó pequeña para albergar a todas las personas que acudieron a dar su último adiós a uno de sus vecinos más queridos. Guillermo Sordo, conocido por todos como "Guillermo el de La Sirena" por la zapatería que regentó hasta su jubilación en 2010, fallecía el pasado domingo a los 73 años, dejando a todo el concejo sin poder asimilar la pérdida tan inesperada de una de su personas más ilustres y conocidas.

El recuerdo que deja en sus amigos es "imborrable". Así lo siente Jesús Amieva, quien no duda en describir a Sordo como "una persona agradable, de buenos sentimientos y amigo de sus amigos". Unos sentimientos que se repetían entre las personas que ayer en su funeral recordaban a este carismático llanisco, cuya pérdida se va a sentir muy especialmente el próximo mes de agosto, cuando se celebren las fiestas de San Roque.

Y es que, Sordo fue el presidente de este bando durante treinta años y estuvo durante toda su vida muy implicado en la celebración de los festejos y el mantenimiento de sus tradiciones e inculcó esta pasión por el santo de Montpellier a sus hijos, Guillermo y Emilia. Además, él era el encargado de llevar a todos los peregrinos del Camino de Santiago que así lo quisieran a visitar la capilla de San Roque, cuya campana ayer repicó por él en señal de despedida y respeto. De hecho, la ruta Jacobea era otro de sus motores, ya que también era miembro de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago "El Bordón" de Llanes.

Lo que ayer se sintió en la Basílica llanisca lo resumió a la perfección el presidente del bando de La Guía, David Prada, quien afirma que la de Guillermo Sordo es "una gran pérdida no solo para San Roque sino para todo Llanes". "Todos los bandos necesitábamos tener un Guillermo porque se desvivió por la fiesta y la buena relación entre los bandos", afirma Prada.