La vida con música siempre es mejor. Lo dicen los asistentes a los talleres de estimulación cognitiva de Piloña, que ayer entonaron canciones tan conocidas como "¡Que viva España!", de Manolo Escobar, o el "Ritmu de Verdiciu", de Rodrigo Cuevas, durante su cuarto encuentro anual de fin de curso en Infiesto.

En la cita participaron más de un centenar de adultos de los núcleos de Villamayor, Areñes, Sevares, La Piñera, Coya, Lozana, Espinaréu, Pintueles y Anayo, que modificaron letras populares en aras de poner en valor el paisaje y el paisanaje del municipio.

Entre las actuaciones más aplaudidas figuró, por ejemplo, la versión de "Soy minero" de las vecinas de Areñes, que a voz en grito proclamaron: "No me da envidia el dinero / porque de orgullo me llena / ser la mejor ganadera / de toda Piloña enteraaaa". Por turnos y con mucho desparpajo fueron pasando por el escenario de la plaza del Ganáu todos los grupos para dar rienda suelta a un repertorio en el que tuvo cabida desde "El chachachá del tren", pasando por la "Chica ye-ye", hasta "La romería", de Víctor Manuel.

La coordinadora de los cursos, la psicóloga Carolina Carmona, indicó que el de cambiar la letra de las canciones es uno de los ejercicios más beneficiosos para ejercitar la memoria. "La música nos ayuda a conectar de un modo inconsciente con nuestros recuerdos y emociones", dijo. Su afirmación la comparte Constante González, uno de los asistentes más veteranos del encuentro a sus 96 años.

"Me gustan este tipo de actividades porque permiten socializar", dijo. Su opinión, igual que la de octogenaria de Villamayor Felicidad González: "Sirve para no apolillar y tener la cabeza despierta". Los beneficios de los talleres de memoria -organizados por el Ayuntamiento de Piloña y la asociación "El Prial"- también los atestiguó María Luisa Madera, de Coya. "Te sientes más ágil y además da mucha vida a los pueblos", concluyó.