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El avispón asiático destruye 37 de las 40 colmenas de una apicultora canguesa

"Las trampas y la eliminación de nidos ayudan, pero no erradican", denuncian los apicultores, que proponen acabar con el insecto usando feromonas

Anita Merino, con las tres colmenas que mantiene. EVA SAN ROMÁN

Anita Merino Vela tenía en agosto "cuarenta colmenas" con las que producía miel en La Caxigosa y El Polledal, entre los concejos de Onís y Cangas. Poco más de dos meses más tarde "me quedan tres". Lo denuncia alertando con ímpetu de la situación que ha generado la llegada masiva del avispón asiático. "Como no hagan algo serio al respecto vamos a tener un problema mayor pronto", advierte, apoyada por un grupo de apicultores locales.

Merino, apicultora de Cangas de Onís, no cree en las trampas y en la desactivación de nidos de "Vespa velutina" como un método eficaz a largo plazo; "ayuda, pero no erradica", sostiene. Considera que, "si quieren, realmente, acabar con este problema tan grave tienen que hacerlo desde los laboratorios" con la creación "de una feromona atrayente para los machos" que acabe con estos en el inicio mismo del proceso de reproducción. Además, dice, podría incluirse otra feronoma de alarma que resultaría "eficaz y selectiva para atraer a las avispas obreras y poder atraparlas en trampas", propone. "Si no aplicamos medidas radicales, la avispa asiática, que ya es una plaga, acabará con nosotros" porque, según apunta, "representa una amenaza para la biovidersidad en general, para las abejas y para las personas".

La producción de miel ha caído "en un 80%", asegura; "a la velutina no le interesan ni el polen ni el néctar, no tiene depredadores y su reproducción y su acción son alarmantes", subraya. Tanto es así que a un vecino "la avispa le mató una vaca" porque ésta comió una manzana en la que estaba el insecto.

Y es que, en Asturias, en la Cornisa Cantábrica en general, "han encontado el espacio perfecto para desarrollarse, se aprovechan de nuestro clima lluvioso y de los árboles frutales", con lo que su desarrollo es continuo. Ahora, indica, "con la caída de la hoja, están quedando decenas de nidos al descubierto" y esto será imparable "si no lo atajan cuanto antes de una forma seria".

"Mis días como apicultura se están acabando", lamentó. "Tenía doce nidos alrededor de mis colmentas, era imposible evitar lo que más tarde pasó", lamenta. Pero si para ella no llega la solución, "deben atajarlo por el bien de todos". Ella es consciente de que su propuesta "no es un trabajo de un día, pero hay que comenzar a hacerlo ya y no perder el tiempo como han estado haciendo en el Gobierno hasta ahora", denuncia. Y es que, segun explica, "la descoordinación de la empresa encargada de la retirada de nidos empeoró las cosas. Un día que vino un empleado a retirar dos nidos a Benia, se le advirtió de lo que había en Cangas y nos contó que tenía que ir a Navia en aquel momento. Eso no puede consentírsele a una empresa que cobró 481.000 euros para dedicarse a la eliminación de nidos".

Según el Principado las notificaciones en octubre eran de 3.777 nidos localizados, de los cuales ya habían eliminado 2.696".

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