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Un nacimiento de 80 años en Lastres

Cuatro lastrinos montan un espectacular belén de 350 figuras, todas antiguas, movido por una maquinaria completada en 1953

Luis Carrandi coloca la corona del Niño Jesús del nacimiento de la iglesia de Lastres, junto a la alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta. EVA SAN ROMÁN

Los días completos en el nacimiento de la iglesia Santa María de Sábada de Lastres duran siete minutos. Basta ese tiempo para ver el amanecer, el brillo del sol, el arcoíris, un atardecer o la llegada de la luna al anochecer. En ese momento, cuando la noche cae en el pueblo de Belén, éste queda iluminado únicamente por la luz del interior de las viviendas. Es, realmente, un espectáculo. Aunque lo más llamativo es lo que no se ve, la máquina artesanal que hace posibles esos efectos, un sistema mecánico que descarta la parte electrónica para activar los tiempos del nacimiento a base del movimiento de unas levas hechas con tarros de agua.

Una máquina que cuidan con mimo y esmero en Lastres y que sólo tocan unos pocos: Luis Carrandi padre e hijo, Constantino Granda y Ramón Martínez. Ellos cuatro son los artífices de mantener con vida esta tradición que comenzó en un garaje hace nada menos que ochenta años.

Fueron los hermanos Vitorero Lucio quienes decidieron abrir las puertas de su casa para mostrar al pueblo un nacimiento minucioso y cuidado. Era el año 1939. Pagaron por algunas figuras 25 pesetas, aunque en otras invirtieron 60 o 90 pesetas de la época. "Una fortuna", reconocía ayer Carrandi durante la presentación de este nacimiento que atrae, año tras año, a "unas 1.200 personas".

La alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta, y el edil Jesús Menéndez, acudieron al acto de "encendido" de esta obra maestra que conserva la esencia con la que nació en 1939. "El Chispas", como llamaban a uno de los hermanos Vitorero, Antonio, "incluía cada año una novedad", recordó Carrandi. "Y completó la maquinaria en el año 1953". Desde entonces y hasta ahora no ha habido más variación que la de incluir en el nacimiento árboles naturales, fruto de la vocación de floristero de Constantino.

Ninguna de las 350 figuras que forman este belén es posterior a 1951. Y hay de todos los tamaños, desde 15 centímetros hasta 1,5. Y de todas la clases. "No tenemos caganer, pero tenemos meoner" dice jocoso Carrandi indicando a un joven que, acuciado por las ganas, micciona junto al río que atraviesa el nacimiento. Un cauce que atraviesa este pueblo que parece estar vivo y en el que hay hueco para todas las figuras tradicionales y todos los guiños locales posibles.

Hay veleros, sacos con manzanas, un lobo asomando en una cueva, reacio a la reacción de los pastores, y hasta panoyas colgadas de una casa con corredor de madera. En total, 400 horas de trabajo que concluyen en una obra maestra que no sólo cuidan, sino que adoran en Lastres.

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