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Relatos sobre vitela

Pasáu el Puente de L'Ynfiestu

Un vistazo a algunas tradiciones del concejo piloñés

Pasáu el Puente de L'Ynfiestu

Con este nombre se conocía aún en el último tercio del siglo XVIII al actual barrio de Triana, asentado en las inmediaciones de la margen izquierda del Piloña frente al puente de entrada a la villa. Estaba organizado en aquella época en torno al camino real que corría de forma paralela al río y se dirigía hacia Oviedo, la pequeña calzada que ascendía hacia el pueblo de Biedes, el arroyo que descendía de esta localidad hacia el Piloña y que hoy conocemos como la riega la Maragata y un manantial cercano, el de Moniellu, aprovechado como lavadero y fuente pública de cuatro caños "con los fondos de la villa. Año de 1807".

Con anterioridad, estos dos pequeños cursos fluviales estaban canalizados a través de una acequia que corría paralela al río y en torno a la cual se levantaba una línea de molinos harineros, un palomar en la parte alta y un espeso bosque de castaños. Otro molino harinero también se situaba en las inmediaciones del camino de Biedes aprovechando el caudal de la riega la Maragata, que corría entre las llamadas huertas del Marqués.

Era este barrio, como podemos imaginarnos, un núcleo de gran dinamismo por la actividad de los ingenios hidráulicos que desde la Edad Media molturaban no sólo la producción cerealística de la zona -escanda, mijo, panizo y posteriormente maíz- sino la procedente de la llanura castellana, que en animado comercio llegaba desde aquellas latitudes al igual que otros productos, géneros y vino. El movimiento trashumante y de carácter estacional establecido entre las tierras bajas castellanas y estos espacios verdes y frescos del norte favoreció la actividad económica y sirvió, asimismo, de correa o plataforma de transmisión cultural por la que se desplazaban también costumbres y tradiciones que pervivieron en la memoria popular y hasta en ciertos topónimos que hoy permanecen entre nosotros.

Me estoy refiriendo a la Maragata, nombre con el que conocemos a la riega anteriormente citada. En realidad, la Maragata es una variante de un baile popular, la jota, característico de la Maragatería. Según el folklorista David Andrés Fernández, la danza tiene dos partes. En la primera es el punteado, con claras diferencias entre los pasos del hombre y la mujer. Tras los puntos tiene lugar el cruce o cambio entre la pareja al final de la estrofa. Una vez cambiada la posición tiene lugar el paso menudillo durante el estribillo. La jota se cierra con una vuelta al toque del característico final de flauta y tamborín. En alguna variante se da una vuelta sobre sí mismo al empezar la estrofa y en variantes más antiguas los bailadores se giraban en el paso menudillo en lugar de avanzar "adelante y atrás".

Me consta que este baile prendió con fuerzas en tierras de Piloña, y que se danzaba en el entorno del puente vieyu, en el área del curso bajo de la riega que llegará a tomar su nombre: La Maragata. El proceso de asimilación fue fruto del contacto que mantenía la población castellana con Piloña. De hecho, sabemos que un mercader, conocido como "el maragato", abastecía a mediados del siglo XVIII del mejor vino a los mesones y tabernas de la villa. Hasta las primeras décadas del siglo XX se mantuvo la tradición de danzar esta jota en los bailes tradicionales que se llevaban a cabo en la noche de San Juan, coincidiendo con la hoguera que arde sobre las aguas del río. Con posterioridad, y durante pocos años mas, según pude oír hace mucho tiempo de boca de ancianos vecinos de Biedes, se bailaba también esta jota en dicha localidad el día de San Roque en el que se celebraba la fiesta los vieyos.

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