El pueblo de Boquerizu, en Ribadedeva, celebró ayer las fiestas en honor a San Juan Evangelista. Un nutrido grupo de aldeanas y porruanos dieron forma a un ramu que peregrinó por la localidad, vestida de fiesta por su patrón. Sonaron gaitas y cantos tradicionales, y los vecinos saborearon roscón de reyes y dulce chocolate.

Fue un día muy especial, sobre todo para Sara Blanco. La comisión, cada año desde hace doce, homenajea a uno de sus mayores. Este año le tocó a ella. Una mujer que nació en el pueblo de Robriguero (Peñamellera Baja) el 3 de septiembre de 1934. Era la mayor de seis hermanos y junto a ellos trabajó duro desde la más tierna infancia. Su hija, Clara Luz Rogina, fue la encargada de glosar la figura de Sara. Recordó, emocionada, cómo la vida de su madre se inició subiendo al monte de Nedrina para allendar el ganado. Fue allí donde aprendió "a hacer quesos riquísimos" durante la época "más feliz" de su vida: por aquel entonces "no había casi nada, pero tampoco importaba". Sara conoció a Raúl Rogina y se casaron en 1965. Fue entonces cuando abandonó Peñamellera para mudarse al barrio de La Argañosa de Boquerizu. Fue "una trabajadora incansable" y hoy se conforma con reunir a sus hijos, nietos y bisnietos, alrededor de una mesa donde charlar, reír, reñir y recordar.