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Insectos con hotel en Colunga

El taller de empleo que coordina Yolanda Villa ha construido dos refugios para garantizar la supervivencia y el equilibrio ambiental

El hotel colocado en los jardines del Sueve.

En Colunga, los insectos tienen dos hoteles donde refugiarse, uno en los Jardines del Sueve y, el otro, en el parque Manín de Lastres, este último colocado ayer. Los han hecho los siete alumnos del taller de empleo de auxiliar en viveros, jardines y centros de jardinería, bajo la tutela de la monitora Yolanda Villa. Las construcciones, que llaman la atención, están creadas para "ofrecer un refugio" a insectos que, aunque lo buscarían en otro sitio, pueden ser beneficiosos para un equilibrio del medio ambiente. Porque los insectos que van a alojarse a estos hoteles van a "reproducir el hábito natural y, entre otras cosas, polinizarán las flores o mantendrán a raya a las plagas (como el pulgón) que invaden los huertos".

Lo cuenta Villa, que ya "abrió" otros dos hoteles de insectos en el concejo de Piloña el pasado año con los alumnos del programa "Actívate". La práctica, según dice, es muy común en el norte de Europa y se ha demostrado que "ayuda no sólo a la regeneración de poblaciones de insectos, sino a la conservación de la biodiversidad y a la propia educación ambiental".

Los hoteles colungueses para los insectos están llamados a albergar en sus habitaciones, hechas a base de palos, paja y ladrillos, a mariquitas, crisopas, y avispas y abejas solitarias. Están orientados al Sur, para saturarse de sol, y aislados del suelo para evitar la humedad. En el hotel no hay ni siliconas ni barnices para no ahuyentar los insectos. En cambio, se utiliza paja, por ejemplo, para las mariquitas; trozos de ladrillos con huecos, para las avispas alfareras y alguna abeja, y también hay palitos huecos, restos de corteza y piñas. Incluso maceteros de barro. Todo "material natural" para dar forma a un hotel de varias habitaciones recubierto, para evitar la intromisión de pájaros, por una malla apenas visible. Aunque hubo un tiempo en que se pensó que serían el atractivo perfecto para especies invasoras como la avispa asiática, nada más lejos de la realidad. Ninguno de los insectos que acudan al hotel será perjudicial.

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