Para unos, era el Cinema Colón, para otros, el Teatro Colón y para la inmensa mayoría, simplemente, el Cine Colón. Cerrado al público desde el 11 de abril de 2005 -aunque bien es cierto que reabrió, eso sí, de forma ocasional, para albergar algún que otro evento- tras proyectarse la película "Descubriendo Nunca Jamás", es todo un icono en la comarca del Oriente. El Colón, con un aforo de 522 plazas, entre patio de butaca y anfiteatro, se inauguró el 8 de septiembre de 1952 con el filme "Tambores lejanos", interpretado por Gary Cooper como protagonista. Su propietario, Félix Fernández Valle, regentaba al mismo tiempo las salas de Benia de Onís y Arenas de Cabrales
Está incluido, desde 2016 y junto a otros veintitrés edificios de Asturias que en su día albergaron el cinematógrafo, en el Inventario del Patrimonio Cultural, el cual aglutina construcciones destinadas a una finalidad de servicio al público que cuenta con sus propias características físicas, fácilmente reconocibles, y que incluyen desde una fachada concebida como reclamo publicitario a los espacios interiores destinados a taquilla, vestíbulo, sala de proyección o cabina de proyección.
Tanto la actual propiedad -viuda e hijos de Víctor Fernández- del antiguo cinematógrafo cangués como el Ayuntamiento de Cangas de Onís (que preside el popular José Manuel González Castro) parecen mantener unas discretas negociaciones con vistas a tratar una posible compraventa del antaño Cine Colón, localizado en la calle José González Soto. De momento se han realizado, al menos por parte de la administración local, dos tasaciones distintas sobre el viejo inmueble; en tanto, la propiedad, también puso en manos de profesionales expertos en la materia el asunto. Todo apunta a que existe buena sintonía entre las partes, pero aún resta bastante trecho por recorrer.
Si bien ahora es el PP quien se muestra abierto a impulsar la adquisición del Colón, siempre y cuando la propiedad acepte la propuesta que se le plantee por parte del Ayuntamiento, la realidad es que, lustros atrás, en tiempos del regidor socialista Alfredo García Álvarez, también hubo algún que otro conato de hacer esporádicas gestiones para negociar la compraventa del inmueble.
Sea como fuere, va para tres lustros que el vetusto cinematógrafo echó el telón y Cangas de Onís no debe perder la oportunidad de volver a ponerlo en valor para acoger actividades de índole cultural u otro tipo, a modo de centro de convenciones, auditorio o similar.
