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Los alumnos llaniscos le ponen trampas a la avispa asiática: "Hay que combatirla"

Más de doscientos estudiantes del instituto elaboran los artefactos, que luego saldrán a colocar al campo en puntos donde han localizado nidos

Arriba, Marina Granda y Paola Valle agujerean las botellas; debajo, Yago Tamés observa a José Miguel Tamés cortando una "oreja". E.S.R.

La avispa asiática ha llegado para quedarse, dice el concejal de Agroganadería de Llanes, Xuan Valladares. Y si no se puede erradicar, al menos habrá que paliar sus efectos. Y en eso andan en el Ayuntamiento y el Instituto de Llanes, porque el plan impulsado por la administración local ha implicado a parte de la sociedad -apicultores y vecinos- y a los alumnos del centro de Enseñanza Secundaria. Ayer comenzaron la parte práctica, que consiste, en esencia, en fabricar hasta 2.000 trampas selectivas que aspiran a reducir la población de una avispa que es capaz de acabar con un millón de insectos.

Cuando se ponga fin a la fase actual, quedará la parte de campo, que consistirá en colocar, donde sea necesario, los cepos fabricados de forma artesanal, para lo cual ya han elaborado un censo localizando cada nido en cada pueblo. En ese momento, los alumnos harán la mezcla del "cebo", en clase de Física, y colocarán en las trampas el líquido atrayente. Habrá dos mezclas: la primera, con base de sidra, lleva agua con azúcar y una cucharada de vinagre. La segunda, agua, azúcar y levadura viva.

"Las trampas selectivas las hacemos con botellas de plástico, pintamos la parte superior de negro para que se impregne el olor, hacemos agujeros de distintos tamaños -unos más grandes, para que entre la avispa, y otros más pequeños, por donde no cabe la "velutina", pero sí el resto de insectos, que así pueden salir", explica Ainara Junco. Más adelante, "tendremos que descargarnos una aplicación y señalar cómo va el proceso, si hemos conseguido que caiga una, dos o ninguna", cuenta. Ella colocará las trampas en la localidad de Parres, donde ya tiene echado el ojo a algunos nidos, "que están en una casa abandonada y en varios praos".

Adrián Rodríguez también sabe a dónde irá con sus trampas porque "a un vecino la avispa le acabó con un panal de abejas" para fabricar miel en Puente Nuevu, con lo que "cerca de casa" es una buena ubicación para ponerlas. "Hay que luchar contra la 'velutina', es importante porque tenemos que evitar los problemas que causan", asume. Leticia Vega, Marina Granda, Paola Valle y Miriam Junco trabajan también concentradas en abrir los agujeros correspondientes. Marina Sobrino lo ve "muy complicado de hacer", pero atendiendo a la pericia de Yago Tamés parece sencillo abrir agujeros o colocar bridas dentro de las botellas.

Lo cierto es que los escolares, más de doscientos, saben qué hacen y para qué sirve su trabajo, y, en el fondo, también se trataba de que el plan de erradicación sirviera para concienciar. "Estos alumnos son el futuro", evidenció Valladares. "Estamos muy contentos porque están concienciados", señalaba una de las profesoras de Tecnología, Mariela Fernández.

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