Vivió hace unos 43.000 años, era un macho y pesaba a su muerte cerca de 360 kilos. Son algunas de las claves reveladas y ahora conocidas del estudio paleontológico sobre el león de las cavernas (Panthera spelaea) que fue hallado en una sima de Llanes en 2014y ya entonces se aventuraba que podía dar grandes alegrías a los paleontólogos gracias al buen estado de conservación de sus restos. El estudio demuestra que se trata de una especie más grande y robusta que la actual, aunque cercanamente emparentada. Esas son algunas de las evidencias que dejaron sus restos y que han sido determinadas por un equipo investigador liderado por la Universidad de Oviedo. La suerte del hallazgo fue que el conjunto fósil se había conservado en un estado bastante bueno, incluyendo gran parte del cráneo y de las extremidades anteriores, además de algunos restos de vértebras, costillas y de las extremidades posteriores, tal como cuentan los investigadores que ahora acaban de publicar los resultados de esta investigación en la revista "Quaternary Science Reviews".

Junto con el esqueleto del león en la torca llanisca donde apareció, había también restos de otros grandes carnívoros, como un leopardo y un lobo, dando fe de que "vivió en una época en que la fauna era mucho más rica que la actual, con abundancia de grandes herbívoros de los que podían alimentarse estos grandes carnívoros", sostienen los expertos.

Tanto el león como el resto de los carnívoros murieron al precipitarse por una torca (pozo natural) vertical de 16 metros de altura, que actuó como trampa natural. Junto con estos grandes depredadores los espeleólogos e investigadores también se recuperaron multitud de restos de micromamíferos como ratones, lirones, topillos, musarañas, y otros. Pequeños animales que, según comentan los expertos, son muy sensibles a los cambios ambientales, "de modo que cada especie solo estará presente bajo ciertas condiciones de temperatura, pluviosidad, vegetación, proximidad a ríos, etc., por lo que el estudio de sus restos tiene una gran importancia a la hora de establecer el ambiente en el que vivían".

El director de esta investigación es Diego J. Álvarez Lao, profesor de Paleontología de la Universidad de Oviedo, quien sostiene que "gracias a los restos de estos pequeños animales podemos saber que, tanto ellos mismos como el león y los demás depredadores, vivieron bajo unas condiciones climáticas relativamente templadas y húmedas con desarrollo de bosque: un paréntesis templado acontecido durante la última glaciación".

El león cavernario y el resto de conjuntos fósiles que completan este estudio fueron descubiertos durante una exploración espeleológica llevada a cabo por miembros de la Sociedad Espeleológica y Barranquista Escar (Asturias), en el yacimiento denominado Torca del León, en la localidad de Porrúa, en Llanes. Bajo la dirección del profesor Diego J. Álvarez Lao, ha trabajado un equipo de investigación de las universidades de Oviedo, Complutense, de Rouen (Francia) y del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. Ahora sus primeras investigaciones se dan a conocer en el ámbito de los expertos internacionales a través de la revista "Quaternary Science Reviews".