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"Se quemaron todos nuestros recuerdos y esfuerzos", llora una familia en Piloña

Tina González y Roberto Vena pierden su vivienda de Caperea, donde criaron a sus hijas: "Fue rapidísimo, el fuego lo invadió todo"

"Se quemaron todos nuestros recuerdos y esfuerzos", llora una familia en Piloña

Tina González parió a dos de sus tres hijas en su casa de Caperea (Piloña). Una de ellas, sin ayuda de nadie. Allí vivieron los momentos más felices de sus vidas. Y también los más tristes. La vivienda la había levantado su marido, Roberto Vena, que no tenía un solo conocimiento de construcción, pero que se afanó en levantar una casa en el pueblo que le había visto nacer. "Iba a buscar la arena allí -dice, señalando las montañas que rodean esta pequeña aldea de la parroquia de Artedosa-, la traía en un carro del país tirado por vacas, tardábamos en ir y venir varias horas, y también traje la madera", cuenta con la mirada fija. Con poca ayuda "fuimos echando la casa arriba", hasta que creó un hogar en el que el matrimonio ha vivido los últimos 65 años. "Todo lo que ganamos trabajando duro lo echamos en la casa, todo", repetía ayer Tina con rabia e impotencia.

Porque aquella vivienda en donde ella y Roberto empezaron su historia se incendió en la noche del lunes. "Se quemaron todos los recuerdos, todos nuestros esfuerzos", se lamentaba Tina llorando, lejos de la casa incendiada; "no quiero mirar".

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Un incendio calcina una vivienda en Piloña

Roberto, con los ojos enjugados en lágrimas, recordaba junto a los escombros aquel tiempo en el que construía el techo, del que no queda ni rastro. "Volveremos a echarlo arriba", aseguraba mirando las cenizas y el destrozo de alrededor. "Costó demasiado trabajo hacerlo como para dejar que ahora se quede así, pero es muy duro mirar siquiera".

Tina y Roberto estaban terminando de cenar en la primera planta, en la noche del lunes, cuando una explosión en la chimenea de su cocina de leña perturbó la tranquilidad de su casa y de esta aldea en la que hay sólo tres viviendas habitadas. De repente, "nos quedamos a oscuras y el fuego, rapidísimo, lo invadió todo". No tardaron en empezar a desprenderse las vigas que sujetaban la segunda planta de la vivienda. Roberto intentó apaciguar el fuego con cazuelas de agua, pero era imparable. "El humo no nos dejaba ver", recuerda Roberto.

Fueron ellos quienes llamaron a los bomberos a las 22:20 horas. "Llegaron muy pronto", tres dotaciones con base en los parques de Piloña, Villaviciosa y San Martín del Rey Aurelio, que dieron por controlado el fuego a la 1:21 horas. Sin embargo, "se marcharon de aquí casi a las siete de la mañana", decía, agradecido, Roberto.

Ahora se irán a casa de su hija, a escasos metros, hasta que vuelvan a echar a andar su propia historia de nuevo, 65 años más tarde.

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