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Observan una especie rara de ganso ártico en La Talá, donde se planeaban 500 chalés

El hallazgo confirma la necesidad de declarar la zona llanisca paisaje protegido para preservarla de la presión urbanística, según los ornitólogos

Uno de los ánsares piquicortos vistos en Llanes. RAÚL SÁNCHEZ

Varios ornitólogos locales observaron el sábado en la costa llanisca, entre La Talá y Poo (Po), un bando de cinco ánsares piquicortos. Los expertos señalaron que la observación tiene "indudable interés ornitológico" y es "significativa" porque es la primera vez que se registra en esa zona la presencia de la especie, que cría en Groenlandia, Islandia y la isla noruega Spitsbergen, y que suele invernar en el norte de Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Dinamarca. En el concejo de Llanes es una especie extremadamente rara, y sólo se conoce una observación anterior, en San Antolín de Bedón, en la localidad de Naves, en febrero de 2007.

El ánsar piquicorto (Anser brachyrhynchus) es una especie migradora, visitante invernal rara en Asturias y en España. Sí hay constancia de observaciones en otoño y primavera, por lo general aves en tránsito hacia sus zonas de invernada o de vuelta a sus áreas árticas de cría.

Con la detección de este ganso se eleva ya a más de 160 el número de especies aves silvestres detectadas en esa zona de la costa llanisca, lo que da idea de su destacada biodiversidad. Al mismo tiempo, su presencia refuerza las tesis que sostienen desde hace décadas los ornitólogos sobre la necesidad de su conservación y de la preservación del lugar de la expansión urbanística. "La falta de declaración del Paisaje Protegido de la Costa Oriental es la principal asignatura pendiente para garantizar la protección de la zona", indicó el biólogo llanisco Luis Carrera.

En la zona en la que se observó la presencia de los ánsares piquicortos se impulsó un proyecto para desarrollar una urbanización con 500 chalés adosados y una superficie comercial. Esa actuación se incluyó en varios planeamientos urbanísticos que fueron anulados por los tribunales de justicia. También el plan parcial de La Talá fue anulado por los jueces, cuando ya se había acometido la urbanización de una parte.

La Talá empezó a ser objeto de deseo por parte de los promotores inmobiliarios a finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando Llanes inició la redacción del plan urbanístico más polémico de la historia de Asturias. La Talá era propiedad de una familia local, que la vendió a Inmobiliaria Los Llanos, integrada por tres promotores madrileños, en 320 millones de pesetas (1,92 millones de euros).

Aquellos promotores eran actores principales de un entramado de sociedades, creadas sólo unos meses antes y por medio de las que compraron diferentes propiedades rústicas en el concejo, que el Gobierno del PSOE recalificó a urbanizables unos meses más tarde.

La situación urbanística del municipio, con el planeamiento anulado, y la imposibilidad de desarrollar el plan parcial de La Talá obligó a los promotores madrileños, ahogados por los bancos, a vender la finca. La adquirió, en 1996, el empresario astur-mexicano Juan Antonio Pérez-Simón, por unos 500 millones de pesetas (alrededor de 3 millones de euros). Este la vendió a su vez en julio de 2006 a la empresa Desarrollos Urbanísticos Nozar-Masaveu (sin relación con el grupo Masaveu asturiano). El precio de la operación ascendió a 38,3 millones de euros.

El grupo de Nozaleda, gravemente afectado por la crisis inmobiliaria, ofreció en 2008 a Cajastur La Talá, a cambio de la cancelación de deuda. La Talá fue tasada en 39,8 millones, cantidad a la que se añadió el coste de las obras de urbanización ya ejecutadas, lo que llevó el valor de la propiedad a 41 millones. El IVA elevó el precio hasta 47,56 millones. Cajastur aceptó la finca en esa cantidad y canceló 41 millones en riesgos (créditos y prestamos) con Nozar, pero tuvo que acabar cediendo La Talá al Sareb, popularmente conocido como el "banco malo", por unos 18 millones de euros.

La Talá fue la "joya" del plan urbanístico de Llanes aprobado en 1992 y declarado nulo por el Supremo en 2002. El Ayuntamiento colocó después la actuación en el planeamiento de 2003, que también fue anulado por el alto tribunal. La finca cedida a Sareb incluye 67 parcelas, que suman 87.525,67 metros cuadrados.

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