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Empresarios y usuarios de Arra exigen un acceso digno al arenal riosellano

"Ni lo arreglan ni nos dejan arreglarlo", critican los vecinos, que lamentan el bajón de bañistas desde el argayo que destruyó la escalera en 2004

El argayo que acabó con las escaleras de acceso a la playa. EVA SAN ROMÁN

Los empresarios de la zona de Meluerda y Collera junto con los usuarios del arenal reclaman que la Administración recupere ya el acceso a la playa de Arra (Ribadesella), anulado hace trece años, cuando un argayo acabó con gran parte de las escaleras. Dicen que la falta de acceso les provoca pérdidas en sus negocios, aparte toman como un derecho poder llegar a un lugar tradicionalmente cuidado por los locales. Antes, cuentan los vecinos, eran ellos mismos quienes amoldaban el terreno. Ahora, "ni nos arreglan el acceso ni nos dejan adecuarlo a nosotros", lamentan.

El que fuera Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente llegó a dar el visto bueno al proyecto de reconstrucción del acceso a la playa de Arra y se reservaron hace varios años 300.000 euros. Dicho proyecto asumía que la entrada, obstaculizada, presentaba "evidentes signos de deterioro en otras zonas", y dificultaba el acceso a la playa en el último tramo. Por entonces, había una cuerda para bajar. Los temporales empeoraron aquella situación y hoy la cuerda está enterrada bajo las piedras que se han acumulado sobre ella.

La de Arra, cuentan desde la Finca Espina Juan Sánchez y Carmen Yllán, "es una atractivo turístico para el visitante extranjero" y en su caso las reservas se han visto disminuidas durante estos años "en al menos un 30%". En este espacio turístico, compuesto por apartamentos y varias casas rurales, no entienden la dejadez de la Administración y proponen incluso ceder una de sus fincas para que sea utilizada como aparcamiento en el caso de que recuperen el acceso.

El Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA) considera que la ocupación de Arra es "nula o muy baja", con lo que la Administración no la considera una prioridad. Sin embargo, los vecinos y los hosteleros niegan ese extremo. "En verano puede haber tranquilamente 300 usuarios. Esta playa llegó a tener salvamento, con lo que no pueden decir que tiene una baja ocupación", se quejan los hosteleros. Es cierto, indican, que con el paso de los años el número de personas que elige Arra en un día de sol ha disminuido, pero según apuntan esa es una consecuencia directa de la falta de un acceso seguro. "Nosotros tuvimos que quitar de nuestra publicidad la existencia de esta playa porque no está garantizada la seguridad", lamentan.

Quien nunca desistió fue Miguel Rodrigo, que acude casi a diario. Su madre, dice, "bajaba con más de 80 años los 184 escalones para mojar los pies" y, como ella, lo hacían más mujeres de la zona. Para ellos, la de Arra es algo más que una playa de referencia: es parte de sus recuerdos de infancia. Rodrigo cita los pozos, "como piscinas", de La Pocina, el Maestru, el Cura o el Casín, espacios todos ellos donde "nos bañamos siempre, y nos seguimos bañando, tengamos que bajar como sea". Él, igual que otros vecinos, quiere un acceso digno "a nuestra playa" que bien podría ser "por una escalera de madera", recordando la que estrena estos días el arenal también riosellano de Guadamía.

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