Una escultura de Salvaldor Dalí que en 2008 salió del Palacio de Labra, en Cangas de Onís, para su exposición y posterior venta en Japón, y sobre la que desde entonces pesaba la sombra de una estafa, es auténtica y es posible que vuelva a Asturias. Así lo acaba de ratificar el Supremo cerrando una batalla judicial que ya llevaba una década abierta y que afectaba a la credibilidad del propietario asturiano de la obra y atribuía un posible delito de estafa a dos de sus colaboradores.

La obra en cuestión es la titulada "Dios Solar emergiendo de las aguas de Okinawa", una pieza realizada por el genial artista catalán como homenaje a los fallecidos en el Pacífico en la II Guerra Mundial. De dicha obra se realizaron en los años 70 del pasado siglo unas pocas copias autentificadas, alguna de las cuales era propiedad del experto en arte y coleccionista ovetense, dueño del Palacio de Labra, Juan González-Quirós. González-Quirós, que cuenta con una colección de arte importante, habría tenido en su día derechos e explotación de esculturas originales de Salvador Dalí.

En el caso del "Dios Solar emergiendo de las aguas de Okinawa", el asturiano dejó la pieza para que fuera expuesta hace más de 40 años en Japón, en el pabellón español de la Exposición Oceánica Internacional. Años después volvió a ser objeto de interés de Japón, en concreto en 2008. Representantes del denominado Comité de Okinawa, entidad organizadora de una exposición para la que se quería contar con dicha pieza, estuvieron ese año en Cangas de Onís, en el Palacio de Labra. Allí, en reunión con el propietario de la pieza, tuvieron ocasión de ver la escultura y de examinar el certificado firmado por Dalí, así como otra documentación que avalaba su autenticidad.

Del encuentro salió el compromiso inicial de cesión con alquiler de la pieza y, posteriormente, también se acordó la venta para que fuera mostrada de forman permanente en el país del sol naciente. El precio de venta se fijó en 600.000 euros y el comité llegó a pagar algo más de 372.000 en varios plazos, pero en julio de 2009 escribieron al dueño y a su representante para comunicarles que habían concluido que la obra remitida a Okinawa no era la que había estuvo expuesta en la Exposición de 1975, por lo que reclamaban el dinero abonado, daños y perjuicios.

El litigio acabó en los tribunales y los japoneses perdieron la causa primero en la Audiencia de Barcelona y ahora en el Supremo. "No se quejan en realidad de la falta de motivación (de la sentencia de la Audiencia), sino de que los razonamientos del tribunal de instancia no le hayan conducido a una conclusión que satisfaga sus intereses como acusación", señalan los magistrados del alto tribunal.

El Supremo considera que la Audiencia valoró de forma razonada las declaraciones de los acusados y las pruebas testificales y periciales que se aportaron y que de ello sacó una conclusión: no existió por parte de los acusados "engaño alguno".

Entre las circunstancias que llevaron a poner en duda la autenticidad de la pieza está el hecho de que en su primer viaje a Japón, en 1975, la obra acabó con serios daños por el traslado. De ahí que al regresar a España el propietario decidió hacer algunas modificaciones accesorias: se sustituyó la base de la escultura, que había sido realizada en resina plástica, por un mar realizado en bronce; y los corales que estaban adheridos a la escultura y que resultaron con daños tuvieron que ser sustituidos.

"La escultura objeto de autos cumple los requisitos para ser considerada como una escultura auténtica de Dalí ya que cumple las especificaciones técnicas del artista" y "todos los indicios parecen avalar que la obra objeto de autos es la misma que viajó a Okinawa en el 75", sentenció la Audiencia de Barcelona. Este tribunal tendrá que dar ahora otro paso y determinar el destino futuro de la escultura daliniana que hasta ahora seguiría en depósito en poder de la Comisión de Okinawa y ahora ya está claro que o completan la compra o devuelven la obra.

Se da la circunstancia que otra copia autentificada de dicha escultura se hizo famosa en Asturias hace un par de años por ser una de las dos que ofreció el Sporting de Gijón para el pago en especie de una antigua deuda con Hacienda, operación que acabó también en los tribunales. Demasiados enredos hasta para Dalí.