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Manolín el del Pedrosu, un alcalde de barrio decano con más de medio siglo

La carretera, el agua y la luz llegaron a La Roza (Parres) de la mano del ganadero y agricultor

Manuel Alonso, en La Roza. J. M. C.

Manuel Alonso García, "Manolín el del Pedrosu", nació y reside en La Roza, en Parres. Tiene 85 años y toda su vida la dedicó a las labores del campo, agricultura y ganadería. A los 14 años hubo de dejar sus estudios para dedicarse a labrarse un futuro profesional, ayudando en las tareas familiares, hasta jubilarse en ese sector de la agraria. "Toda la vida al ganáu y al campu", explica. Ahora, con más tiempo libre, aprovecha sus ratos de ocio para acercarse al hogar del jubilado de Cangas de Onís, del que es socio desde hace 24 años, cuando ostentaba la presidencia Manolito Cantora y tenía la sede en "Casa Cuna", rehabilitado inmueble localizado en la calle Mercado.

Manolín el del Pedrosu está de aniversario, pues acaba de superar el medio siglo como alcalde de barrio de La Roza , por lo que puede ser uno de los decanos del país. Empezó en 1969, por insistencia de Fernando Gutiérrez, su antecesor en ese cargo no remunerado. Para la designación de alcalde de barrio había una máxima en los pueblos y aldeas: ser mayor de edad y estar casado. Pero, en el caso de Manuel Alonso García, que estaba soltero, no se cumplió la premisa. "Fui puestu a dedu", dice con sorna.

La Roza de Parres carecía a finales de la década de los sesenta de los servicios e infraestructuras más elementales, ya que no tenía acceso por carretera, ni agua en las casas, ni mucho menos energía eléctrica. Había mucho que hacer y Manolín, ni corto ni perezoso, se tomó muy en serio luchar por que esos anhelos se hicieran realidad. Lo más primordial fue el acceso rodado entre el barrio de El Puente Romano y La Roza, de 2,5 kilómetros de trazado. Los propios vecinos (19) tocaron a razón de 10.000 de las viejas pesetas por barba -la inversión rondó las 200.000 pesetas- para que Miguelín Gutiérrez con su maquinaria abriese la caja de la flamante carretera. "Tuvimos que pedir ayuda a algunos comercios conocidos pa completar el presupuestu", recuerda.

Una fecha también muy vinculada a La Roza sería la del 20 de diciembre de 1973, cuando se instaló la luz. Con carretera, electricidad y, seguidamente, acometida de agua en las casas, La Roza de Parres fue cobrando más vida, y todos se dedicaban a sector primario. Ahora los pueblos no pasan por su mejor momento. "Si sigue esto así de mal, en dos o tres años más, el que quiera trabajar el campu igual tien que coger les maletes", sentencia Manolín el del Pedrosu. "El que menos gana es el que lo produce. Eso está vistu. Antes catorce o dieciséis vecinos se dedicaban a vender la leche, ahora nadie. La gente se tiró al ganáu de carne".

La concentración parcelaria de San Juan de Parres fue "de lo mejor que se hizo", señala Manolín, quien a lo largo de medio siglo tuvo que tratar con hasta siete alcaldes de Parres.

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