Un enorme ruido despertó ayer a los vecinos de Infiesto (Piloña). Fue el derrumbe de una de las galerías de un edificio ubicado junto a la iglesia de la capital. No hubo que lamentar daños personales porque el inmueble se encuentra deshabitado.
El servicio de emergencias recibió la llamada de alerta a las 7.35 de la mañana, cuando una nube de polvo impedía la visión en la zona. Cinco minutos más tarde, los bomberos estaban en el lugar del derrumbe. Acudieron también miembros de la Guardia Civil y personal del Ayuntamiento. Tras confirmar que en el interior del inmueble no había nadie y certificar que no se habían ocasionado daños personales, los bomberos se retiraron a las ocho de la mañana. La galería se desplomó hacia una huerta trasera, propiedad privada, que linda con el templo parroquial. La fachada principal, que tiene vista hacia la calle de San Antonio, no se vio afectada por el derrumbe.
El edificio, tal como explicó el alcalde del concejo, Iván Allende, está cerrado desde que se trasladó el último negocio que albergó el bajo, la imprenta Tamargo. Los propietarios contaban ya con un permiso municipal para arreglar el tejado del edificio, protegido.
Ahora, los servicios técnicos estudiarán la situación del inmueble para emitir a posteriori un informe que remitirán tanto a la propiedad como al Gobierno del Principado de Asturias, desde donde se tomará una determinación para que los dueños tomen las medidas oportunas para garantizar la seguridad en la zona afectada, que será reparar o demoler, dependerá de las conclusiones del informe. La buena noticia, insiste el regidor, "es que no afecta a la vía pública".
Los edificios en mal estado son la consecuencia directa de la despoblación. Aunque en Infiesto no hay muchos, Allende subraya que sí existen en las zonas rurales, símbolo del paso del tiempo en los pueblos vaciados.
