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Alberto Aranda, el soldado de Cangas de Onís que hace viseras para sus vecinos

De baja por una rotura de tobillo, destina su impresora 3D a fabricar los protectores, que reparte por residencias, farmacias y negocios

Trabajadores de una frutería de Cangas de Onís, con las pantallas de Aranda. J. M. C.

Alberto Aranda Romera, 27 años, de Cangas de Onís, militar profesional desde hace dos años en el Regimiento de Artillería número 11, en Castrillo del Val (Burgos), viene haciendo de forma altruista decenas mascarillas y caretas para donar a residencias, farmacias, supermercados?

Lo envía a la vieja capital del Reino de Asturias. Aranda cursó estudios de sistemas microinformáticos y redes, un grado medio, en el Instituto Bernaldo de Quirós, en Mieres, el más cercano y disponible a su lugar de residencia.

"Tengo una impresora 3D que la usaba por afición, y cuando paso todo esto pues se me ocurrió que si podía hacer algo para ayudar ya que no puedo currar por una rotura en un tobillo que me paso en el trabajo, y vi en internet un diseño de una mascarilla para imprimir en 3D que yo adapté los tamaños para que todos pudieran usarla ya que venía el diseño muy pequeño. Empecé a hacer pruebas para ver si eran estancas en un uso normal, temperaturas que resistían para esterilizarlas y el mejor filtro casero al alcance de todos, que es el algodón", manifestó a LA NUEVA ESPAÑA el soldado días atrás sobre su labor.

"Mi idea era darlas a los centros de salud y hospitales, pero no aceptan material no homologado", explica Aranda, que es tripulante de una pieza de artillería en el Ejército, actualmente de baja y a expensas de pasar por el quirófano.

"Así que empecé a regalarlas a gente que las necesitaba. No pido nada a cambio por ellas", concluye.

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