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La lucha de dos riosellanos contra las infecciones de las últimas tribus en Etiopía

Los veterinarios David y Carlos Iglesias, padre e hijo, han desparasitado 25.000 animales para evitar contagios: "La salud de la población mejora"

David y Carlos Iglesias, junto a un rebaño de animales en el poblado de los nyangatom. EVA SAN ROMÁN

Su trabajo evitará que las infecciones proliferen entre los últimos indígenas de Etiopía. Los riosellanos David Iglesias García-Conde y Carlos Iglesias Pedemonte, padre e hijo, son veterinarios cooperantes y están desarrollando un proyecto de prevención de zoonosis en el sur etíope, concretamente, en los poblados de las tribus nómadas de los nyangatom. Llevan allí cinco años y hasta que se inició la crisis sanitaria habían desparasitado a 25.000 animales con lo que se evitaron innumerables contagios entre la población. "Un éxito", celebran antes de iniciar la próxima misión.

Todo comenzó hace un lustro. "Nos comentaron la gran necesidad de llevar a cabo una labor veterinaria en la zona", explican referente a donde trabajan en la actualidad. Las necesidades eran, como más tarde comprobaron, abrumadoras. Iglesias (padre) decidió embarcarse en la aventura y acudió para ver, de primera mano, en qué consistía y cuál era la eficacia del proyecto. Desparasitó 1.500 animales en aquella primera visita y la idea le convenció porque, entre otras cosas, "se conseguía mejorar la salud del ganado (cabras, ovejas y vacas) mediante un tratamiento profiláctico pero es que, al tiempo, se redunda en la mejora de la salud de quienes los consumen". Iglesias (hijo) no tardó en formar parte del proyecto.

La premisa responde a los criterios de una estrategia global que pretende "aumentar la comunicación, la colaboración y coordinación interdisciplinar entre médicos y veterinarios en el cuidado de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, entendiendo que todas están interconectados", detallan los veterinarios.

Los resultados en los beneficios de salud tanto en animales como en personas fueron el mejor aliento para continuar. Sin embargo, la tarea no fue sencilla. "El primer año muchos jefes de los poblados no dejaban que tratásemos a sus animales, por desconfianza en la mayoría de los casos". Sin embargo, poco a poco los progresos fueron calando, y "muchos más poblados querían la 'medicina' en la siguiente misión" hasta el punto de que "ahora ya son el 95% de los poblados los que confían en nuestra labor". Lo que hace falta ahora es continuar el trabajo y seguir aumentando el número de animales tratados, para lo que será necesario "sumar veterinarios colaboradores a nuestro proyecto, realizar misiones bianuales y finalmente llevar a cabo un estudio de investigación de zoonosis".

El día 1 de junio, de hecho, se abrirán las plazas para todos aquellos profesionales que como los riosellanos quieran sumarse a la iniciativa en la campaña de misiones para la próxima temporada 2020-2021. "Sólo tiene que enviarnos un mail con una carta de motivación sincera, nada de currículos, a la dirección proyectoveterinariaetiopia@mail.com.

Aquel proyecto que ahora está consolidado arrancó de la mano de la Fundación Emalaikat y la Comunidad Misionera San Pablo Apóstol, gracias a la invitación por parte de los misioneros Ángel Valdivia López y David Escrich Pérez. Y fue posible en parte, " por los apoyos económicos que recibimos. Ayudas directas por parte del Colegio Veterinario de Asturias, Laboratorios Livisto, Aseguradora A.M.A, personas anónimas e independientes, Óptica La Perla, Hospital Veterinario IVET y otras asociaciones".

Pero también y de forma fundamental, "por los veterinarios voluntarios españoles que han ayudado en varias de las misiones, así como los veterinarios locales a los que formamos y a día de hoy realizar una labor estupenda", agradecen.

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