Los ganaderos de la comarca denuncian el aumento constante de los daños del lobo en sus cabañas. Con la subida de las reses a la alta montaña los ataques han aumentado, aunque tampoco dejaron de producirse cuando el ganado pastaba en los valles de los concejos de Cangas de Onís, Amieva, Cabrales y Onís. Ni tan siquiera durante el invierno, un momento en el que normalmente se reducen los ataques. En Peñamellera Baja y Llanes también han informado en los últimos días de las consecuencias de la presencia del cánido durante las primeras semanas de la primavera y los representantes del sector primario claman por un control que ahora mismo, dicen, no se da en los montes comunales. La reciella, que ya ha subido a la parte alta de los montes, es ahora también el punto de mira del lobo.

Los ataques, recuerdan los ganaderos, cada vez son más frecuentes y, además, más cercanos a zonas habitadas. El pago de los daños es otra batalla que los ganaderos han de librar en una contienda administrativa demasiado lenta.