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El comercio recela de la peatonalización de Arriondas: "Deberían habernos preguntado"

Las tiendas creen que la medida perjudicará a las ventas "en un momento delicado" y plantean cierres parciales de las calles tras el horario comercial

Un coche entra en la calle Leopoldo Alas de Arriondas. EVA SAN ROMÁN

Los cambios de circulación y la peatonalización de varias calles de Arriondas no convencen al pequeño comercio de la zona, ni por la repercusión económica que pueda tener en sus ventas ni por las formas en las que se han decidido.

El Ayuntamiento de Parres anunció estos días que, con el fin de impulsar la ampliación de terrazas y ayudar al sector hostelero, peatonalizará hasta octubre la calle Nicanor Piñole y semipeatonalizará la plaza de Venancio Pando y la calle de Leopoldo Alas. La presidenta de la asociación de comerciantes, Fidelia Fernández, llama a la calma, reconoce que existen discrepancias en el colectivo y propone esperar a ver cómo funciona la medida establecida. "Vamos a ver cómo nos va y esperamos que el Ayuntamiento ponga todos los medios para no perjudicar a ningún otro sector", apunta.

Los comerciantes parten de la misma premisa, "los hosteleros merecen apoyo", pero lamentan que el Gobierno "ni tan siquiera nos explicó qué cambios van a hacerse, no nos preguntaron si nos beneficiaría o no la medida", indican desde varios comercios. De haberlo hecho, algunos habrían propuesto "cierres parciales, cuando el pequeño comercio echa el cierre".

Las restricciones de vehículos "afectarán al negocio igual que nos afecta el cierre de la plaza cuando la cortan para celebrar cualquier evento", dice Dunia Villar, del estanco La Fortuna. "Nosotros venderemos un tercio menos", calcula. Para ella, una buena práctica sería "la implantación de la zona azul, que los coches roten, se recaude dinero y con el tiempo se pueda hacer una actuación importante de cara a esa peatonalización". Así, "la gente viene, aparca, hace su gestión y se va" porque esos conductores, apunta, "son nuestros clientes". La suya y la de otros comercios donde prefieren no dar el nombre "son compras rápidas" que a menudo combinan el tabaco, el pan, el periódico y la fruta.

Este último caso lo describe Esther Laruelo, de la frutería En su punto. "Yo vendo sacos de patatas, cajas de sidra, avanza. Pero, además, "el caos circulatorio en Leopoldo Alas va a ser importante, los camiones tendrán que venir marcha atrás, la gente mayor quiere llegar en coche hasta el centro de salud... va a haber un follón importante en pleno verano", augura.

Lo sufrirán de otro modo otros negocios. En Electrodomésticos Milar, Natalia Gutiérrez celebra la ayuda a la hostelería e incluso la alaba; sin embargo, afea las formas en las que el Gobierno ha actuado, "deberían habernos preguntado porque yo si tengo que sacar un electrodoméstico de la tienda necesito espacio" y hasta la fecha "no sabemos hasta dónde van a llegar o cómo se van a distribuir" las terrazas. "Peatonalizar y ayudar a hosteleros sí, pero consensuar con el resto del pequeño comercio también", subraya.

Víctor Queipo regenta la joyería de la plaza. Para él la norma no es una mala noticia, pero asume que la suya es una clientela diferente. "Aquí vienes a comprar tranquilamente, no es algo que hagas a diario, no creo que me afecte el cambio", reconoce. No sucede igual en la ferretería Pando, donde Alberto Teleña apunta: "nos afectará a todos porque la gente quiere venir en coche, y si se lo impedimos nos hundimos en un momento realmente delicado para los pequeños comerciantes".

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