Cada cinco días un satélite captará imágenes de los pastos de la Montaña de Covadonga durante los próximos dos años. Se observará así su evolución y la proliferación, o no, del matorral. Se comprobará el estado de la hierba, su crecimiento, su humedad e incluso el contenido de nitrógeno. Es, por decirlo de alguna manera, el "gran hermano" de los Picos de Europa
Todo supone la primera de las dos patas del proyecto SIEGA (Sistema de Información Geográfica de Ayuda al Manejo de Ganadería Extensiva), impulsado por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) y financiado por el Ministerio de Agricultura. La segunda pata es la colocación de collares GPS a150 animales de los que 50 serán de Asturias. De ellos algo más de 30 pastan en la zona de los Picos de Europa, concretamente serán de los pastores José Luis Alonso, Carlos Concha, Raquel Suero y Vicente Suero.
Los diez primeros collares se pusieron en la mañana de ayer en la majada de Gumartini, justo después de que el quesero más joven de Gamonéu, José Luis Alonso, terminara de ordeñar los rebaños. Colocó tres en sendas ovejas, otros tantos en las mismas cabras y los cuatro restantes en las vacas. El joven ya sabe cómo funciona el sistema porque lo ha probado con otros animales de su rebaño "y vale mucho, porque sabes dónde y cómo están, no tanto en los meses de verano que estamos en el puerto con ellos, pero en otoño es una tranquilidad". A veces, reconoce, fallan por la falta de cobertura, "pero incluso así sabes dónde la hay y dónde no, con lo que también puedes ubicar a los animales".
Los datos obtenidos del seguimiento de vacas, ovejas, cabras y caballos, junto con los del control de los pastos se cruzarán con el fin de "ver qué relación hay entre las zonas donde pasta el ganado y la proliferación del matorral", explicó Daniel Reinoso, director del proyecto e investigador de la Universidad de Alcalá. Realmente los satélites podrán certificar lo que los ganaderos llevan años denunciando, que el matorral está ganando terreno al pasto. "A partir de ahora podremos probarlo con distintas intervenciones", abundó Reinoso. Pero, además, "también podremos ver cómo se regenera ese pasto después de una intervención u otra (quema o desbroce)".
Geli González, secretaria general de ASAJA, considera esta parte del proyecto vital para el futuro ganadero. "Entre 2001 y 2016 desaparecieron más de un 30% de los pastos" lamentó. Recuperarlo y evitar que continúe desapareciendo es la base "para que los ganaderos tengan posibilidades de seguir subiendo al monte y tener un aprovechamiento adecuado". No en vano, recordó González, son ellos quienes han mantenido los espacios naturales en perfecto estado.
Los ganaderos, y los técnicos, podrán acceder a toda la información del proyecto en una plataforma digital que incluye un sistema de datos online. Y en todo caso, apuntó el director general de Ganadería, Nino Rodríguez, "mejorará la gestión de la ganadería extensiva y de los pastos con el fin de preservar un tipo de ganadería esencial en el mantenimiento de los ecosistemas de montaña y de incentivar el relevo generacional con nuevas incorporaciones". Los ganaderos "no podemos estar al margen de la tecnología".
Ni tampoco de los daños del lobo. El director general reconoció que en la zona de Cangas de Onís ha habido ya 28 muertes en lo que va de verano. "Este año empezaron a matar muy fuerte arriba", asumió. De hecho, a José Luis Alonso ya le faltan cuatro ovejas y dos cabras. La solución, según el político, pasa por aplicar el plan de gestión del lobo, denunciado por los colectivos conservaciones que "no están centrados en la realidad que se vive aquí, es muy fácil se ecologista desde las ciudades". ASAJA anunció que su asociación se personará en el juzgado para defender un plan "totalmente legal en el que se ha acordado la extracción de un número de animales en función de los daños".
