Media docena de efectivos auxiliares de la Policía Local de Cangas de Onís, una vez salvados toda la tramitación burocrática, se encargan desde este sábado, día 18, de la regulación de la circulación rodada en el santuario mariano de Covadonga, dentro de la nueva normalidad por la pandemia del Covid-19. Otros tres auxiliares han sido contratados, igualmente por el Ayuntamiento, como refuerzo del plantel en la ciudad de Cangas de Onís. Todos ellos -nueve en total- desarrollarán su trabajo hasta principios del próximo mes de septiembre.

La jornada matinal de hoy fue bastante tranquila en el real sitio, sin demasiado ajetreo para estas alturas de la temporada estival, pues, la temperatura -28 grados al mediodía- animó a los visitantes y turistas a disfrutar de las playas asturianas. Aun así, las plazas de aparcamiento en la parte alta del santuario, cerca de un centenar, se completaron pasadas las 12 de la mañana, por lo que otros conductores debieron buscar estacionamiento para sus respectivos automóviles en las inmediaciones de El Peregrino o bien en El Repelao, este parking adscrito al operativo del Plan de Transporte a los Lagos.

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Sábado de pocos peregrinos en Covadonga

Los peregrinos se toparon con una impresionante explanada en Covadonga, totalmente peatonal. Eso sí, queda por "abujardar" apenas cincuenta metros cuadrados del pavimento de piedra caliza, tipo rojo Covadonga, para dar por concluidas las obras, que, si nada se tuerce, todo apunta que será el martes, 21 de julio. Los trabajos arrancaron a principios del pasado noviembre, a cargo de Contratas Souto S.L., que presentó una oferta de 292.745,33 euros (IVA excluido), aunque el presupuesto de licitación ascendía a 433.277 euros y plaza de ejecución de tres meses.

Una de las anécdotas de la jornada estuvo protagonizada por las filas puntuales de turistas que aguardaban su turno y respetando distancias para acceder a la conocida como Fuente del matrimonio o de los siete caños. Se cumplieron los protocolos de seguridad, evitando los cruces entre viandantes por el angosto sendero, al lado del pozón de la Santa Cueva -por cierto, sin chorrón, debido al estiaje, algo que sorprendió a los forasteros-.