"Da sensación de orden y de seguridad". La explanada de Covadonga ya es peatonal, y el trasiego de coches mezclados con motos, autobuses y personas es ya historia. El santuario de Covadonga ha dado por finalizadas las obras de remodelación consensuadas por el Principado, el Ayuntamiento de Cangas de Onís y el Cabildo. Han costado 354.221 euros y los turistas celebraban ayer la nueva imagen que ofrece un trabajo que ha cambiado por completo la cara al real sitio.

"Vinimos hace años y, la verdad, ha ganado muchísimo", apuntaban Ángel Beleña y Susana Seco, que se fotografiaban junto a la basílica con Mar Barro y Fernando Seco. "Estéticamente está mucho mejor así, pero además es que para la seguridad de los peatones ha sido un gran avance", subrayaron. "Tal vez fuera más cómodo llegar con el coche hasta aquí, pero hay que reconocer que está mucho mejor así para cambiar", abundaron.

Y también "para los que venimos con sillas de ruedas y embarazadas como nosotros", apuntaba una familia de ocho miembros recién llegada de Valladolid. "Da gusto venir, pasear e incluso contemplar esta imagen de la basílica; es aún más imponente que antes, ha ganado mucho", aplaudieron.

Eso mismo pensaron un grupo de ciclistas llegados desde Valencia. "Cada verano vamos a un sitio y éste escogimos subir a los Lagos" para acabar haciéndose la foto de rigor frente a la basílica de Covadonga. "Es una pasada llegar aquí sin coches, mucho más seguro y mucho más despejado todo", abundaron.

Porque todos inciden en que restringir el uso de vehículos en la antesala del real sitio es síntoma de que "habrá menos accidentes o sustos, se podrá andar con más tranquilidad y dejará un mejor recuerdo para todos". Al menos ese se llevaron a Santander Antonio Calvo, Alberto García y Adrián Sainz, que ayer iban a buscar sus coches a uno de los dos aparcamientos dispuestos en la parte alta de Covadonga. Porque, aunque no se ven, los vehículos sí pueden llegar hasta el santuario y estacionar detrás del edificio de aseos y del que alberga la Escolanía. En total, casi 180 plazas.

El abad de Covadonga, Adolfo Mariño, ya había previsto en el anuncio de las obras serían "un antes y un después en el santuario", que se ha despedido del caos circulatorio que presentaba otros veranos. Ahora los autobuses llevan a los usuarios hasta la explanada, pero deben abandonar el lugar para aparcar en un estacionamiento en la parte baja de Covadonga. La imagen y el tránsito está perfectamente controlado con dos policías locales que permanecen constantemente en la zona.

Covadonga, tal como había avanzado el abad, "es un lugar realzado en beneficio de vecinos, visitantes, peregrinos y turistas" que ayer paseaban por la explanada en "un entorno en el que se respira paz y espiritualidad", algo que desde el Cabildo siempre se ha defendido porque, no hay que olvidarlo, Covadonga es un santuario.