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La jornada de sol y unas obras en la autovía colapsan la comarca oriental

Las caravanas de vehículos se registraron tanto en el interior como en el acceso a las playas de concejos como Colunga, Caravia o Llanes

Una caravana de vehículos parados en la carretera de acceso a las playas de Colunga. EVA SAN ROMÁN

No hubo ayer un solo rincón de la comarca del oriente de Asturias que no se colapsara debido a la ingente cantidad de vehículos que coparon las carreteras, las que vertebran el interior y las que conectan con la costa.

El día de sol intensificó el tráfico en torno a las playas y los accesos a las mismas, pero fueron unas obras en la Autovía del Cantábrico las que causaron mayor inconveniente a los conductores, causando un "colapso" en la propia autovía y en las vías de Colunga y Caravia.

En cuanto a la autovía, los vehículos que llegaban desde Oviedo a la altura de Lastres (Colunga) tenían que detener su marcha. Los carteles electrónicos advertían de la existencia de retenciones que se prolongaban durante varios kilómetros, hasta la salida de Colunga. Hubo usuarios que tardaron más de dos horas en recorrer el tramo que va de Oviedo a Llanes, y otros que tardaron más de media hora en completar los cinco kilómetros que, por autovía, separan la salida de Lastres de la de la capital colunguesa.

En lo referente a las carreteras secundarias, entre la rotonda colunguesa de La Golondrina hasta el límite del concejo con Caravia los coches estaban, literalmente, parados. Tanto es así que la alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta, notificó a Delegación de Gobierno la situación y pidió "suspender momentáneamente las obras" para evitar en días posteriores, y durante el resto de la jornada, el caos circulatorio que hubo durante toda la mañana en las carreteras principales del municipio.

La masiva afluencia de gente hizo que también la regidora notificara al servicio de emergencias del Principado de Asturias la situación en los arenales, al tiempo que procedió al cierre de los accesos a las playas de La Isla y La Griega.

El acceso a los arenales de Llanes fue, según los usuarios, más complicado que en días anteriores. Zonas como San Antolín, Celoriu, Barru o Cuevas del Mar eran hervideros de vehículos intentando llegar lo más cerca posible de los arenales.

También era una labor ardua acceder desde la N-634 al cruce que divide el tráfico entre Cangas de Onís y Arriondas. El puente de la villa parraguesa estaba colapsado a primera hora de la mañana y el tráfico era denso en la rotonda del Portazgo. Para llegar al Mirador del Fitu desde Arriondas había también que armarse de paciencia y una vez en la zona, a falta de aparcamientos, los vehículos estacionaban en los arcenes y en la propia carretera para hacer una cola interminable hacia el hito que mira al Sueve y al Cantábrico desde lo alto de Parres.

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