La bandera verde ya ondea en la playa riosellana de Santa Marina y la calidad de las aguas "es apta para el baño" cuatro días después de que un vertido orgánico contaminara la zona. A mediodía de ayer el Ayuntamiento recibía el permiso para levantar las medidas cautelares adoptadas el sábado 22 de agosto, fecha en la que los usuarios fueron instados a abandonar el agua en el principal arenal de la villa riosellana.

Ahora, solucionado el problema, el concejal de Medio Ambiente riosellano, Luis Fuentes, pretende buscar su origen, pero también hallar una solución. "Hay que afrontar el futuro turístico de la zona oriental de Asturias, que triplica su población sin tener unas infraestructuras consolidadas para hacerle frente". El edil cree que el problema que acaba de afrontar su concejo es fruto de varios factores, entre otros, la incapacidad de las depuradoras de asumir las aguas residuales al no estar dimensionadas para el aumento registrado en la temporada alta turística.

El edil prevé solicitar una reunión con el Gobierno del Principado de Asturias para plantear, a partir de septiembre, la problemática de su concejo. El responsable de Medio Ambiente cree que es necesario plantear una mesa de debate con el ejecutivo regional en la que se exponga la problemática que atraviesan los concejos que asumen esta llegada masiva de visitantes, a quienes reciben con unos servicios que, a todas luces, tienen una capacidad insuficiente.

"Tenemos que sentarnos y ver cómo vamos a gestionar el futuro, en Semana Santa o en el próximo verano, esta llegada que no podemos asumir con los medios que tenemos", explica Fuentes. Concluir los saneamientos pendientes -el del río San Miguel, entre otros- o continuar con el proyecto para la depuradora de Vega, así como instar a los vecinos que no estén conectados a la red a hacerlo pese a contar con un servicio junto a su domicilio, "son cuestiones básicas" para avanzar que habrá que resolver, pero "son insuficientes para solucionar el problema global".

Un problema que afecta también a los propios suministros. De hecho, en Ribadesella se ha prohibido por decreto de Alcaldía regar huertos y lavar coches, así como hacer un uso indebido del agua debido a la escasez que atraviesan algunas poblaciones. "Abrimos más hoteles, pero no creamos más servicios; tenemos que estar preparados antes de recibir a la gente en lugar de enfrentar problemas a los que no podemos dar solución sin preverlos antes", resume Fuentes.