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Un centenar de vacas, precios a la baja y pocas ventas en la feria de San Mateo de Onís

Los ganaderos lamentan la tendencia en los tratos, que certifican el declive del sector en la primera celebración comarcal tras la pandemia

Tomás Fano toca a la vaca preñada de Manuel Ángel Alonso. E. SAN ROMÁN

Pocos tratos y a precios que no contentan ni a los compradores ni a los vendedores. La feria de San Mateo de Onís, la primera después del confinamiento en la comarca del oriente de Asturias, se celebró ayer en Benia y reunió en el recinto a poco más de cien cabezas de bovino y media docena de caballos. Había más de cuarenta ganaderos y en todos un mismo mantra: "O hacen algo o esto se acaba".

A la ganadería la están dejando morirse y quienes la mantienen a flote no tienen esperanzas de poder revitalizar el sector. "No hay un interés en nuestros xatos, están metiéndonos carne de otros países mientras nos dicen que hay que apostar por la ganadería extensiva, pero cada vez lo extensivo vale menos y cuesta más producirlo", decía Sergio Suero, un joven ganadero de Gamonéu de Cangas que acudió junto a su padre, Félix, con un lote de cinco terneros del año que pretendían vender en 700 euros cada uno. Pero el primer tratante que se acercó a ellos no tenía el mismo criterio. "No valen ni 500 y además hay una hembra", expuso Pablo Álvarez Rubio, de Pravia. Al final, acabó comprándolos por 640 euros porque los Suero tenían claro de que a menos "no se venden". Al final, apuntó el tratante, la sensación es que "quien compra siempre lo hace por mucho y el que vende lo hace por poco".

Lejos de la disparidad de criterios propia de los tratos, una y otra parte coinciden en que "hacía años que los precios no estaban tan bajos". Así que con ese tira y afloja no hubo grandes tratos en el recinto. Salvo alguna excepción, como la de Arturo Remis, que llegó con una vaca y una xata desde Talaveru (Onís) y logró vender a la cría por 900 euros "a un tratante de Gijón". La suya fue la mejor cifra, tal vez por llevar la mejor xata, pero aun con todo a Remis no le parecía suficiente porque "se presenta un invierno duro".

Lo decía también Manuel Ángel Alonso, que acudió con una vaca preñada de seis meses y una xata que pretendía encajar por 1.500 euros. Al final, el tratante Tomás Fano le compró la vaca de cuatro años por 700 euros porque en su casa de Pravia "nos hace falta una vaca para leche porque lo del brick se acaba muy rápido" y las dos que tenían ya se han secado. Al final, Alonso cedió y cerró la venta, pero regresó a su casa con la cría.

El que rubricó más tratos fue el tratante Toño García, de Mestas (Cangas de Onís), que además de un lote de xatos, compró a Javier Fernández, de Avín (Onís), un toro por 950 euros. Aunque los tratos del gerente de la empresa Mestas Ganadera ya habían empezado antes con Ramón Arobes, que le vendió sin salir de la cercana localidad de Sirviella 23 terneros. "Tenían 7 meses y los vendimos a 200 euros cada uno", aseguró este ganadero que cuenta con una cabaña de más de 150 cabezas que ahora pastan en Ariu, en los Picos de Europa. "Valen poco, muy poco, y encima no hay a quien vender, a veces da la sensación de que te hacen un favor si te lo compran, así que el futuro es malo", subrayó preocupado. Y el pasado a veces se echa de menos. "Me acuerdo que hace unos cuantos años llevé a la feria de Pascua a Cangas de Onís siete vacas para vender y poder comprar un tractor. Ahora si llevo y vendo 100 no tengo ni pa una rueda", apuntaba Juan Vega, ganadero de La Robellada.

Echaban cuenta con aquellos tiempos mientras observaban al rededor un recinto que otros años reunía al "doble de ganado" y en donde hubo un tiempo que había espacio para cabras y ovejas. Hoy el ganado menor está en el puerto, pero las cabezas han mermado "porque el lobo no da tregua". También por eso "cada vez va a haber menos" teniendo en cuenta que "nadie hace nada por equilibrar el lobo y la ganadería, los trámites con la Administración son lentos y laboriosos, y los precios ya ves hasta dónde llegan". A veces, algunos conservan algunos animales "por afición o porque nos gusta mucho". Le pasa a Serafín Cadenaba con los caballos. Llegó ayer con cuatro, tres de un año y una potra, que acabó vendiendo por 1.200 euros.

La de ayer "fue una feria pequeña" pero que el Ayuntamiento de Onís no quería dejar pasar pese a las restricciones sanitarias. "Hay que activar las ventas", sostiene el alcalde, José Manuel Abeledo, que acudió a media mañana para comprobar que el sector primario en su municipio continúa vivo.

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