La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"No tenemos animales para que nos los mate el lobo", claman en Cangas de Onís, "desolados"

Los ataques, que van a más desde hace años, asedian en especial a los ganaderos del concejo: "Siempre los hubo pero lo de ahora nunca pasó"

Protesta el pasado verano en Cangas de Onís. EVA SAN ROMÁN

El lobo asedia la comarca del oriente de Asturias. Y en Cangas de Onís los que más sufren son quienes crían a sus animales en Tornín, Següencu, Narciandi, Nieda y Torió. Hay muertes en todas partes, pero ahí "no está dejando nada que comer". Los daños que el lobo causa a la cabaña ganadera van mucho más allá de las muertes de ovejas, cabras y terneros. Los daños del cánido también afectan "a las entrañas" de los propios ganaderos. Y al futuro del sector. Por eso desde la concejalía de Agroganadería del Ayuntamiento de Cangas de Onís se ha solicitado al Gobierno regional que ponga en marcha batidas que atajen una problemática que se prolonga ya demasiado en el tiempo.

Miguel Ángel Alonso mantiene una cabaña de ganados menor y mayor en Nieda y ha visto cómo, en los últimos dos años, el lobo mató a más de 50 ovejas, once cabras y algún ternero. Es "desolador" y a veces "dan ganas de llorar" porque "te pasas la vida cuidándolos, guardándolos, trabajando y molestándote por que todo esté bien" para llegar una tarde y encontrar el cadáver de un animal "que crías" desde que nace, lamenta.

"Matan a plena luz del día, da igual dónde", apunta Luis Ángel Narciandi. Él tuvo que vender las cabras y las ovejas que tradicionalmente habían criado en su casa de Següencu, "unas cuarenta de cada" porque los daños cada vez eran más. Por ahora, Narciandi trabaja con una cabaña de 60 vacas y "ya tengo una xata que no vale ni para carne, ni para vida, porque la dañó el lobo, no la mató, pero está coja, no vale nada", evidencia. "A veces, cuando al llegar ves sólo el esqueleto, la impresión es menor, pero al verles muertos, con los órganos fuera, es realmente triste", dice. "No tenemos animales para que nos los maten, aunque nos los paguen, antes de que se los comiera todos, decidimos venderlos" para así dejar de asistir a un espectáculo dantesco casi a diario.

Y cuando el ganado menor acabe, "también lo hará el mayor porque las presas serán esas, únicamente", apunta Manuel Suero, de Narciandi. "No hay solución si no la quieren aplicar, la convivencia no es posible", apunta después de que "al lado de la nave matara a uno y trincara a otro" ternero. Los ganaderos, "que criamos porque queremos a los animales" sienten "mucha impotencia, mucha pena" al ver que "algo que no había pasado nunca, pasa cada vez más, es increíble, yo jamás escuché hablar de mi padre de daños aquí, a la puerta de casa". Ellos no saben "qué hacer, ni cómo, no nos hicieron caso en los últimos años y ahora cada vez el lobo está más abajo, cuanto más tiempo pase será peor".

"Dicen que no cuidamos a los animales, y eso es falso, el otro día, pegado al pueblo, me dejó una oveja herida y hay otra que me falta. Eran las cinco de la tarde y tenía los mastines con el rebaño. Es muy injusto", protesta Alonso. "Siempre ha habido lobos, pero como lo que está sucediendo ahora nunca había pasado, y si seguimos así vamos a quedar sin animales. Da igual que desde el Gobierno "quiten uno, dos o tres" porque los ganaderos apuntan a que "ya criaron en la zona" y la manada puede alcanzar "siete u ocho". A juicio de Alonso, "fuera del Parque Nacional no debería quedar ni uno solo, pero ahora hay más en los pastos bajos que en los altos". Tanto que "nos matan a la puerta de casa y los derechos de quienes los defienden son más de quienes vivimos del ganado".

Compartir el artículo

stats