"No te puedes imaginar lo duro que es recoger, material, oficina, etc...y ahora pagar una pasta para destruir lo construido en estos años, y más yendo el negocio de puta madre". Son palabras de Gonzalo Llamedo, un profesional de turismo activo que, en la tarde del pasado martes, puso fin a su etapa, tras 21 años, en un local que tenía arrendado en Arriondas (Parres). "Hoy, tuve mis últimos clientes. Si no consigo ir para la finca, se acabó lo que se daba. El futuro es muy, pero que muy incierto. El verano está ahí, enseguida, los Ayuntamientos medio cerrados y la Confederación Hidrográfica ni teletrabaja. Así es España. No todos somos iguales", añadió.

Llamedo, lleva cuatro años intentando que le autoricen instalarse en una parcela que compró en la zona de Arriondas Norte, de 15.000 metros, donde pretendía instalar su empresa, con todos los servicios necesarios y adaptados a los tiempos que actualmente corren. "Desde siempre fue mi sueño, una empresa en donde pueda trabajar cómodo, con aparcamiento, instalaciones dignas y amplias, ya que hasta ahora estaba en un local de 60 metros cuadrados", apuntó. "Nos obligan al distanciamiento social y ¿cómo lo hago en 60 metros cuadrados? Sin embargo, tengo una finca de 15.000 metros cuadrados y no la puedo disfrutar", matiza.

El empresario de turismo activo tan sólo pide que "me permitan levantar unas columnas e instalar vestuarios y oficinas, aunque sean de obra, a unos cuatro metros de altura y de forma temporal. Estoy atado de pies y manos y no sé qué más hacer, después de mil vueltas. Ninguna Administración, bien sea Ayuntamiento y sobre todo Confederación, me permiten hacer nada por la cercanía de la finca al río Chico, que la mayoría de año no trae más de un palmo de agua", insiste. "Desde la Confederación Hidrográfica del Cantábrico exponen que el Chico es un río de alta montaña, torrencial", dice Llamedo.

"La desesperación llega cuando ves que no todos somos iguales ante las Administraciones, cuando ves que otras personas construyen empresas de turismo activo, con aparcamientos, grandes instalaciones, parques de aventura, circuitos de quad a las orillas de río Sella. Los que sabemos un poco de esto, sabemos que es el río Sella que da problemas y no el Chico", asegura. "Se permiten festivales en las orillas del río Sella, con más de 30.000 personas acampadas y de fiesta, en varios fines de semana. Se permite construir y ampliar un geriátrico al lado de río Chico, se permite hacer parques infantiles, edificios, colegios, depuradoras, instalaciones deportivas y a mí no me dejan hacer nada", sentencia.