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Desolación en Peñamellera Alta tras un ataque del lobo con dieciocho ovejas muertas

"Si seguimos así, pocas horas nos quedan en esto", afirma en Oceño José Gómez

José Gómez, con un rebaño de cabras en Oceño.

Los hermanos Gómez crían en Oceño el último rebaño de ovejas que pasta en el territorio que Peñamellera Alta aporta al Parque Nacional de los Picos de Europa. Tienen 144 animales en el puerto y en un solo ataque el lobo le ha matado 18 y tres han desaparecido. Estaban en Nariu. Entre abril y marzo "nos mataron otras ocho cabras a mediodía, porque por las noches las guardamos".

De seguir así, aseguran, "pocos ataques van a quedar porque si en un día nos liquidan el 15% del rebaño, echando cuentas nos quedan horas en esto", lamenta José Gómez. "¿Quién está en peligro de extinción, las ovejas o los malditos lobos?", cuestiona de forma retórica a una administración "que no nos respeta; cada vez menos, de hecho".

Lo triste es que echar la vista atrás no hace más que reafirmar su desaliento ante el escenario en el que se mueven: "Estamos agonizando". "En el libro de registro de los animales no hay una sola página, y son muchas, en las que no haya anotado una baja por lobo o una desaparición, ni una sola", plantea.

"Están exterminando un medio de vida sostenible que mantiene un sistema de producción capaz de mantener el medio sin ningún tipo de contaminación. No queremos abandonar la ganadería, pero nos están empujando a hacerlo, cada vez estamos más quemados. Producimos alimentos de calidad, mantenemos el monte y nos pagan con un desmadre de lobos que nadie quiere controlar".

A José no le preocupa el pago de los daños, "yo sólo pido justicia y sentido común ante un exterminio como este que vivimos. Las políticas de indemnización son pan para hoy y hambre para mañana, no queremos dinero; un rebaño cuesta años hacerlo y en menos de 15 días lo destruyen los lobos", se queja. El cánido "siempre estuvo y, aunque me duela decirlo, siempre estará. Yo era transigente con esto, pero ahora quiero que acaben con ellos porque si no lo hacen serán ellos quienes acaben con el ganado. Está acabando con ovejas, cabras, xatos... En los montes de Nedrina (Peñamellera Baja) ya consiguió que se acabara el ganado menor. El último pastor lo dejó el año pasado, cansado, se vio entre la espada y la pared y antes de verlas muertas todas las quitó. Enfrentarte a lo que yo vi el otro día es aterrador y desolador", zanja.

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