La feria ganadera de Santa Teresa, en Infiesto (Piloña), que se celebró en el recinto de la piscifactoría, tuvo que desafiar este año las restricciones por la crisis sanitaria. Y, además, también a la lluvia. Superó ambos obstáculos y logró reunir a unas mil reses entre vacuno y equino, si bien los precios no convencieron ni tampoco el nivel de ventas.

"Hubo mucho ganado", apuntaron algunos asistentes, aunque menos que en ediciones pasadas. "Da igual porque si hubiera habido dos mil vacas tampoco habría habido interés por comprarlas", lamentaron los ganaderos. Como está siendo habitual en los últimos meses, también se produjo "menos demanda" por parte de los compradores, una situación que puede ir a peor porque en invierno suele ser común que las ventas vayan más bien a la baja.

Los ganaderos hablan de mucha "incertidumbre" en el sector primario e inciden en la falta de recuperación de los precios. "No acaban de remontar y acaba siendo más barato comprar que criar", explican los afectados.

La Policía local de Piloña fue la encargada de controlar los accesos al recinto de la feria ganadera, donde se contabilizaron unos 400 profesionales y a la que solo podían acudir aquellos que acreditaran a la entrada estar en posesión registro de explotaciones ganaderas.