Asturias ha perdido a uno de los maestros de la pesca del salmón en Asturias: José Manuel González Otero, más conocido como “El Lecheru”. Contaba 97 años de edad y hasta hace bien poco seguía “matando” el gusanillo lanzando alguna que otra varada desde el puente de Villanueva, a escasos metros de su domicilio familiar. Sin duda, se fue uno de los grandes de la cultura ribereña, hombre muy querido y respetado en toda la comarca del Oriente del Principado de Asturias. 

El veterano pescador, con una captura J. M. C.

Durante su larga y dilatada trayectoria como pescador de salmones contabilizó un total de 1.019 ejemplares capturados, una actividad que logró simultanear con su actividad laboral en la firma láctea Rilsa, localizada en la localidad piloñesa de Sevares. Entre sus proezas en el arte de la pesca fluvial cabe resaltar el salmonazo de 13,750 kilogramos de peso que echó a tierra en el año 1963, en el Sella; así como también los 65 ejemplares que capturó en una sola campaña, curiosamente en 1965. 

“Manolo, El Lecheru” fue homenajeado por su contribución a la pesca del salmón y, por ende, a la defensa de la cultura ribereña por la Sociedad de Pescadores El Esmerillón, en el año 2012, colectivo que preside Antón Caldevilla Pérez. Natural del pueblo de Camangu (Ribadesella), se crio en Bode (Parres) y allá por el año 1951 se trasladó a vivir a la localidad de Villanueva (Cangas de Onís), al casarse con Luisa Cimentada Labra. Y allí, en Villanueva, surgió su afición a la pesca al salmón. 

Manolo "El lecheru", pescando. J. M. C.

Desde siempre le satisfizo practicar esa ancestral actividad en las aguas del mítico río Sella que bañan el ex benedictino Monasterio de San Pedro de Villanueva –actual Parador de Turismo de Cangas de Onís- en lances tan populares como “El Carneru”, “El Palomar”, “Cuetu Merín”, “El Capitán”, “El Berezu” o, sin ir más lejos, el puente de Villanueva. La ribera del Sella se queda huérfana de uno de los suyos, del pescador de salmones más longevo del país. 

FOTO: "Manolo, el Lecheru", con una de sus últimas capturas, echada a tierra en el puente de Villanueva, en el río Sella