Los asociados de Ganagri llevan sus animales a pastar a los puertos de la sierra de El Cuera y otros lugares donde, en teoría, no consta de forma oficial la presencia del carnívoro. Sin embargo, los daños se multiplican y las reses disminuyen: en cinco años el número de cabezas de ganado ovino se redujo en 2.700, un 40 por ciento, y el de caprino en 1.800, un 30 por ciento. “Hablamos de daños en un territorio declarado libre de lobos para el que no hay ninguna gestión. Los resultados son los esperados en una zona donde “más de 400 ganaderos subimos los animales a los puertos”, asegura el colectivo.
Reciella
De primavera a otoño, los pastores acuden a los montes altos, sobre todo, con “vacas, algún toro, novillas, yeguas, ovejas y cabras”, pero en el estudio realizado por Ganagri se ha obviado el daño a la cabaña mayor para centrarse en la reciella: “con la oveja y la cabra se está matando el animal reproductor, y por lo tanto la explotación”.
La tendencia a corto plazo, avisa la asociación, será que los ganaderos desistan de llevar su ganado a los montes “y la ganadería extensiva de carne del oriente de Asturias tendrá que cambiar de modelo”. Será un nuevo revés, subraya, después de que “el sector lechero ya está extinguido sin posibilidad de recuperación”.
La consecuencia, anuncia Ganagri, será la proliferación del matorral y el fin de los pastos en los montes. Los jóvenes, concluyen los ganaderos llaniscos, no toman el relevo, “ya que no quieren una vida esclava ni dar de comer al lobo”.