"Virgilio" es mucho más que un nombre, es historia de Cangas de Onís: Hoy, día triste, gélido y lluvioso, nos ha dejado otro ilustre personaje de la vieja capital del Reino de Asturias, quien durante cuatro décadas trabajó como barrendero. Aún más: utilizaba escobas "fabricadas" por él, de carrascos recogidos por diversos puntos del concejo. Nunca llegó a gastar ese utensilio a cargo del Ayuntamiento. Su imagen limpiando las calles de la vieja Cánicas, tirando de un carro con ruedas de hierro es imborrable. 

José Manuel del Valle Castaño, "Virgilio, el barrenderu", falleció este sábado, día 5, con 79 años de edad. Había nacido en el populoso barrio de Cangas de Arriba y fue un trabajador nato, pues no tuvo una infancia nada halagüeña. Llego a prestar servicios, antes de entrar de barrendero, como "pinche" durante la construcción de la iglesia parroquial de Santa María, allá por 1959, la misma en la que se oficiará mañana, domingo, su funeral, a las 13.00 horas. 

Siendo operario municipal –antes de prejubilarse ejerció labores de bedel-, simultaneó su trabajo con diversas actividades vinculadas a las fiestas de San Antoniu. Durante varias décadas se encargó de recoger y quemar el rozu de la hoguera en el vetusto robledal. Ahora, él y Ramón "el de La Llongar", volverán a reunirse, allá donde estén, para seguir dándole marcha a los bailarines cabezudos de las fiestas patronales de Cangas de Onís. 

La vieja capital del Reino llora a otro cangués hasta la médula, humilde, trabajador y siempre dispuesto a echar una mano o las dos, siempre que la salud no se lo impidiera. Deja viuda, Merce Calvo, con la que contrajo matrimonio hace más de medio siglo, teniendo cuatro varones (Manolín, Miguel, Antón y Varisto, estos tres últimos fallecidos), y dos hembras (Mari y Dolores). Y deja un reguero de amigos. Se nos fue un grande, querido y apreciado en la ciudad canguesa.