Vecinos de Cangas de Onís reclaman el arreglo del reloj de la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción, que no funciona y cuyas agujas marcan la misma hora desde hace años. La monumental espadaña sobre la que se sitúa despierta la atención de turistas y visitantes por su envergadura, con sus 33 metros de altura y tres niveles de campanas. Hace poco, a finales de 2020, se llevaron a cabo tareas de mejora del alumbrado artístico del exterior del templo, logrando un vistoso conjunto luminoso que destaca la arquitectura del inmueble, localizado en plena Avenida de Covadonga.
La iglesia parroquial de Cangas de Onís, que contiene en el crucero frescos pintados por el sierense Casimiro Baragaña y espectaculares vidrieras de los artistas galos de la llamada casa Maumejean, fue inaugurada el 4 de noviembre de 1963, en tiempos de Juan Bautista Fernández Díaz como párroco y siendo coadjutor Jaime Fernández Vallina. El proyecto fue realizado por el arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo y las obras se llevaron a cabo –iniciadas a primeros de abril de 1959– por el constructor cangués Álvarez Fernández del Valle. Los trabajos costaron entonces 14, 7 millones de las antiguas pesetas, una suma de la que el benefactor José González Soto desembolsó la mayor parte, 13,3 millones, mientras que el resto corrieron a cargo de ayudas y donaciones de los feligreses.
Coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la inauguración, conmemorado el 27 de noviembre de 1988, tuvo lugar la consagración del templo por el entonces arzobispo Gabino Díaz Merchán. Aún más, en aquel momento se remitió memoria al Vaticano, solicitando el título de basílica para la iglesia de Santa María de Cangas de Onís, pero, hasta la fecha, pese al paso de los años, no hubo respuesta afirmativa.
